En 1972 el arquitecto japonés Kisho Kurokawa nos explayaba con su ingenio al proyectar uno de sus ideales más fervientes e impactantes de la época del metabolismo japonés. Un proyecto innovador, el edificio Nakagin Capsule Tower. El inmueble fue la primera propuesta arquitectónica que involucraba cápsulas.
Al inicio, los módulos tenían la intención de albergar a hombres de negocios que tenían que venir a trabajar, durante la semana, a la capital de Japón, Tokio, y que los fines de semana retornaban a sus hogares principales, normalmente más grandes, acogedores y a las afueras de la ciudad.
Su arquitectura hacia énfasis en las nuevas formas de vida sustentable y ecológicas. El arquitecto logró este cometido al proponer cápsulas que se empotraban a un eje central y que, en un futuro, cuando la capsula ya no fuera funcional, se podía sustituir por una nueva, sin tener que hacer grandes intervenciones al edificio.
El edificio fue construido en una de las zonas con más plusvalía de todo Tokio, Ginza, un barrio comercial y de negocios. Kurokawa propuso un edificio de 14 niveles y 140 capsulas de 4.00 x 2.50 metros. El modulo se orienta más hacia una habitación temporal que a una vivienda completa; un espacio que cumplía las funciones básicas del hombre moderno.
Cada capsula fue ensamblada en la prefectura de Shiga y posteriormente transportadas a Tokio.
Estas propuestas caracterizaron los ideales del Movimiento Metabolista, impulsado por una serie de arquitectos japoneses, entre ellos Kisho Kurokawa, Kiyonori Kikutake, Fumihiko Maki, Masato Otaka y Kenzo Tange, un movimiento inducido por las nuevas “ciudades dinámicas”, con edificios adaptables y flexibles al paso del tiempo, muy común a lo que vemos hoy en nuestras ciudades.
Finalmente, Nakagin Capsule Tower ha llegado a su fin. El día 12 de abril de 2022 comenzaron las obras de demolición y después de un sinfín de amparos y firmas para evitar su demolición, la torre capsula ha desaparecido, esperando algún día volverla a ver.