El vehículo que conduce Santiago es modelo 2006, pero su economía no ha mejorado ante la pandemia.
Santiago está consciente de que debe renovar su taxi porque el vehículo tiene más de diez años de antigüedad, pero dice que le resulta difícil porque no tiene dinero y en tiempos de pandemia lo que menos quiere es endeudarse.
“A varios compañeros los están parando, por eso cuando veo a los de transportes busco otra salida porque no tengo dinero para comprar otro carro. Sé que lo tengo que cambiar, pero ¿de dónde voy a sacar el dinero si la pandemia sigue afectando en la economía?”.
El taxi que conduce Santiago es modelo 2006 y aunque se ha enterado de que las unidades de diez o más años de antigüedad deberán ser renovadas, dijo que trabajará hasta donde le permitan, pues sus ingresos apenas alcanzan para hacer frente a los gastos de su casa.
Si bien no entrega cuenta, afirmó que todos los días necesita por lo menos 240 pesos para comprar el combustible del vehículo. Además, debe ahorrar un poco de dinero para estar prevenido para cuando se le descomponga la unidad.
“Trabajé 16 años con el dueño del taxi y me dijo ‘no te voy a poder dar retiro porque no hay dinero, dame un año de cuenta y te quedas con el carro’ y así fue, pero ya está viejito el carro; tiene fallas mecánicas y tengo que ahorrar por si se descompone y, además, la gente (los clientes) regatea”.
Comentó que cuando empezó a trabajar como chofer de taxi obtenía buenos ingresos económicos y se podía dar el lujo de rechazar viajes a colonias inseguras, lo que ahora no puede hacer, pues con mucho esfuerzo logra realizar nueve servicios en toda su jornada laboral.
Su experiencia al volante es de 36 años y señaló que cuando cumpla los 65 años de edad realizará los trámites para recibir la pensión del gobierno federal para dejar el volante.