El hacer ciudad proviene del sentido humano de crear comunidad, de convertir el lugar a través del tiempo, de curar la identidad del espacio. Cambiar barreras físicas por espacios libres en su horizontalidad, de quebrantar la desigualdad e implementar la igualdad en todos sus sentidos.

En cierto modo lo anterior parece algo lógico. Sin embargo, en las unidades habitacionales (UH) jamás sucede, por lo contrario, se opta por el abandono. Al año 2020 México registro 6.1 millones de viviendas abandonadas contra los cinco millones de viviendas abandonadas que había en el año 2010. Es decir, en 10 años hubo un incremento del 22 por ciento.

Hay diferentes factores que hacen del abandono una actividad común. El alza se le puede atribuir a la migración, el desempleo, la violencia e incluso la pandemia. No obstante, el factor principal es la ubicación de la UH; conjuntos habitacionales fuera de los polígonos de contención urbana. La distancia hace imposible la dotación de servicios básicos como agua potable, drenaje y alumbrado, así como de equipamiento urbano de salud, educativo, trabajo y recreación, siendo este último un punto importante en la reestructuración del conjunto a nivel social.

El espacio público es clave en los estudios de regeneración urbana, aunque su diseño por sí solo no hace que funcione. Algo indispensable para su desempeño se basa en las correctas políticas públicas, de la voluntad institucional de gestionar y ejecutar acciones incluyentes. El éxito reside en forjar tejidos sociales multidisciplinarios con un fin común, el usuario.

La vivienda es el otro culpable del abandono. Gran parte de los proyectos realizados por las desarrolladoras se basaban en achicar y alejar, cantidad contra calidad, prototipos repetitivos con falta de identidad, viviendas que inducen al hacinamiento a una ausencia de la privacidad que conduce al estrés y a la mala salud mental. En jóvenes se resume al abandono del hogar y a la toma de las calles que, en su mayoría, caen en manos de la delincuencia organizada.

Como estrategia, la autoconstrucción es la actividad más común; al no tener espacio para la vivienda, los dueños optan por construir hacia arriba o hacia el frente sin ninguna guía profesional, llegando a construcciones de alto riesgo y baja calidad espacial.

Las propuestas de regeneración urbana en las UH que se encuentran fuera de la contención urbana, según CONAVI, se sintetiza en cuatro frentes: 1. La reestructuración de los Programas Municipales de Desarrollo Urbano que permita diferentes usos de suelo, como comercio, espacios de trabajo, agricultura urbana, educación, servicios de salud, mayores densidades y alturas, pero sobre todo el mantenimiento en la dotación de los servicios básicos de infraestructura; 2. Incentivos de una política pública adecuada sobre la intervención de los espacios públicos; 3. Propuestas arquitectónicas y de diseño urbano a nivel barrial que den prioridad a un conjunto dinámico, seguro, incluyente y resiliente; 4. Viviendas flexibles y progresivas que faciliten su crecimiento acorde a su presupuesto y necesidades, ya sea para viviendas de obra nueva o para las viviendas que se encuentran en abandono.

No existe una “fórmula secreta” sobre la regeneración de las UH, sin embargo, es de suma importancia la voluntad política y social en cada proceso. Con voluntad se construye comunidad.