Daniel dice que por falta de dinero sólo estudió la secundaria
Daniel Salazar, quien trabaja como operador del transporte público, señala que por falta de dinero en su familia sólo pudo estudiar hasta la secundaria, pero su sueño era ser ingeniero químico. Por eso motiva a sus hijos para que estudien porque dice que sólo así podrán conseguir un empleo bien remunerado.
Aunque sus hijos todavía son niños, Daniel refiere que está consciente de que en unos años podrían reclamarle el tiempo que no ha estado con ellos por tener que trabajar todos los días y desde muy temprano.
Por eso desde ahora -indicó- los anima a que no abandonen la escuela y vean que el trabajo informal requiere largas jornadas y en ocasiones desde las cuatro de la mañana.
“He pensado en dejar este trabajo, pero me gusta mucho el volante y aunque nos pagan 100 pesos por vuelta, tratamos de hacer las cinco vueltas para llevar un poco más de dinero a la casa. A mis hijos les llama la atención la ruta, pero yo les digo que esto no es fácil; es un trabajo muy pesado porque cuando salgo de la casa está oscuro y cuando regreso también”.
Daniel comentó que empezó a trabajar cuando apenas tenía 12 años de edad como chalán de albañil y de carpintería para apoyar con los gastos a sus papás, y cuando cumplió la mayoría de edad agarró el volante, pues siempre le gustó.
“Me gusta este trabajo, tengo pasión por el volante, aunque es difícil porque a veces empezamos desde las cuatro de la mañana y descansamos cuando le toca descanso al carro; trabajamos 12 o 13 días seguidos, pero de aquí tiene que salir el dinero para mantener a la familia”.
En su actividad diaria -apuntó- se ha encontrado con pasajeros que van de mal humor y pretenden desquitarse con él. Sin embargo, también hay otros que le desean el bien.