Marco Antonio afirma que hay clientes “distraídos” que no lo llevan puesto.
Al menos una docena de cubrebocas de diferentes colores cuelgan del espejo retrovisor en el taxi que conduce Marco Antonio Ortega.
Las mascarillas no están de adorno, dice, pues las vende en 15 pesos cada una a los clientes que por algún motivo olvidaron ponerse el cubrebocas antes de salir de su casa.
“Los vendo porque hay personas distraídas y a veces por las prisas se les olvida, no porque sean rebeldes y digan ‘no me lo voy a poner’. Incluso, me han dicho que es buena idea tener a la mano los cubrebocas, porque a veces andan buscando y no encuentran”.
Marco Antonio dijo que trabaja desde hace 32 años como chofer de taxi y desde hace dos, cuando se registraron los primeros casos de covid-19, decidió comprar cubrebocas para venderlos a sus clientes, pues lo que menos quiere es contagiarse e infectar a su familia.
A decir del trabajador del volante, hay días en los que vende hasta cuatro o cinco piezas a una sola persona, por lo que obtiene un ingreso extra.
“Cuando llegó la pandemia me daba cuenta de que algunas personas no traían cubrebocas y me decían que andaban buscando, pero no encontraban así que dije ‘voy a comprar varios y los voy a vender en el taxi’ y ha funcionado”.
Afortunadamente -refirió- todos en su familia se han salvado de un contagio y señaló que es gracias a que han cumplido con las medidas de higiene.