Afirma que a veces llega a su casa con 50 o 100 pesos.

Aurelio Silva dice que está agradecido porque se ha salvado de un contagio de covid-19 y lamenta que algunos pasajeros se nieguen a usar el cubrebocas y se pongan agresivos cuando se los pide.

Mientras espera su turno de salida en la base de la Ruta 15 en el poblado de Chamilpa, cuenta que tiene miedo de infectarse con el virus, pero la necesidad económica lo obliga a seguir al volante, pues tiene familia que depende de él.

“Hay quienes se molestan cuando les digo que se pongan el cubrebocas y algunos me responden de manera agresiva. Una vez una señora me dijo que ese bozal es para los animales, pero no saben que a mí me pueden infraccionar por culpa de los pasajeros que no se ponen cubrebocas”.

Dijo que gracias a que cumple con las medidas sanitarias durante su jornada laboral y desinfecta la unidad que conduce no se ha contagiado con el virus y tampoco los integrantes de su familia.

Para Aurelio, una de las desventajas de trabajar como rutero es que no cuenta con seguro social ni prestaciones, además de que labora largas jornadas, pues en ocasiones empieza a trabajar a las cinco de la mañana y termina a las nueve de la noche.

A pesar de que a veces llega a su casa con 50 o 100 pesos, afirmó que le gusta esta labor que realiza desde hace cinco años.

Aunque ha pensado en buscar un empleo formal, considera que es poco probable encontrarlo, debido a que solo tiene estudios de nivel básico.