A pesar de su larga experiencia (de treinta años) como taxista, hay días en que a Sergio Torres se le complica reunir el dinero para entregar la cuenta a su patrón.
Aunque ha pensado en dejar el volante y buscar un empleo formal, el entrevistado considera que por la crisis económica que provocó la pandemia es poco probable que lo encuentre.
El trabajador del volante asegura que diariamente labora entre ocho y nueve horas y aunque trabaja en una zona turística - el pueblo mágico de Tepoztlán- en ocasiones con mucho esfuerzo junta el dinero para comprar el combustible y un poco más para los 300 pesos diarios de la cuenta.
“Creo que la pandemia sigue afectando porque no hay pasaje y la gasolina cada día está más cara. Además, las refacciones del vehículo también están caras, yo creo que la economía está peor que antes de que llegara la pandemia”.
Torres afirma que es muy variable el número de viajes que realiza al día.
El entrevistado refirió que en Tepoztlán entre semana disminuye la demanda de taxis, por lo que se ha visto en la necesidad de endeudarse para solventar los gastos de su casa.
Por si fuera poco, ha optado por cancelar los viajes cuando los pasajeros se niegan a usar el cubrebocas, lo que también reduce sus ingresos.