Sociedad

Dayan Casaña, La conciencia de la necesidad creadora


Lectura 3 - 6 minutos
Dayan Casaña,  La conciencia de la necesidad creadora
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Dayan Casaña, La conciencia de la necesidad creadora

Dayan Casaña, La conciencia de la necesidad creadora
Fotógraf@/ CORTESÍA
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El arte, en sus formas, es el más humano de todos los fenómenos en los que interviene el hombre. Extiende el sentimiento, la emoción, la cosa, el hecho, y establece conexiones con el pasado, el presente, el futuro, con la memoria intemporal.

En el caso de la literatura, por virtud de ella se construyen entidades que no existían, ahondan en los misterios, ponen luz en lo desconocido.

Es complicado encontrar entre los jóvenes escritores alguien que tenga esta conciencia de la necesidad creadora de la narrativa y la poesía.

Dayan Casaña lo sabe y conoce cómo hacerlo, tiene herramientas y sabe usarlas para sangrar una realidad formal acartonada.

En “Sólo los niños saben comer mango” esta fruta tan común en nuestra cotidianeidad se va transformando de objeto:

“Todos los niños hacen amistad con esta fruta. Ellos son los que en verdad saben cómo debe comerse. Encajarle la uña para arrancar el primer trozo de cáscara. Aspirar profundo la cosquilla ácida que despierta el olfato. Hincarle los dientes, atravesar el día de su pulpa e inevitablemente florecer en carcajadas. Incluso meterlo completo en la boca y raspar con las muelas su esqueleto planetario. Un color pegajoso que baja por los antebrazos y deja un sello tropical en la piel.

En una entidad animada que, parece, devora en vez de ser comida:

“El mango a su vez baila sobre la lengua. Refresca con fuente de sabor y enciende labios. Juega a enredar sus cabellos rubios entre dientes infantiles. El mango se tira por la resbaladilla de los dedos. Da saltos de la boca a las manos o de mano a mano intentando la fuga revoltosa del que sólo sabe divertirse. Los ríos del mango llegan lejos; van hasta los codos, hasta la playera, hasta el pantalón y los zapatos. Que delicia zambullirse en el mango.

Hay un poema, en particular, “Altísimos derrumbes” (https://www.nagarimagazine.com/poemas-de-dayan-casana) que llama a la atención por su influencia huidobriana y con rasgos del simbolismo de Arthur Rimbaud:

Caigo dentro de mi garganta/ igual que Alicia voy persiguiendo al diablo/ al país de la locura/ el grito de la profundidad pasa veloz a lado de mí/ él sube, yo bajo

Voy en medio de este edificio que es mi cuerpo/ un rascacielos abandonado/ atravesado en descenso/ voy por el espacio donde deberían estar el elevador que no existe/ cada piso soy lo que de mí me lleva más abajo/ soy esta residencia que protege la costumbre de visitar sótanos/ y cimentaciones profundas

La oscuridad permea en la mampostería acomodándose/ entre mis huesos y la edad/ la voz muerta de Dios se eleva por esa grieta llamada/ “Hoy no tengo ganas de vivir”/ parte al cuerpo y debilita el núcleo/ soy tierra desmoronada de sus propios bordes/ llevándome al sin sentido de venir a este mundo/ a caer en medio de mí.

En el “Silencio de jacaranda” (https://letrasinsomnes.com/silencios-de-jacaranda/) la capacidad transformadora se percibe en cada párrafo:

“Cualquier mueble que apenas rozo se desmorona después de aullar. El tiempo me susurra al oído su sonido de roedor de huesos; no cesa de masticarme el reposo. Escucho mis propios pasos huyendo por los pasillos de la casa. Mi niñez juega a entrar y salir por las puertas del laberintico escenario. Esa niña arrastra tras de sí todas las risas que fui. Una luciérnaga casi extinta buscando cómo salir para ser estrella. Esa luciérnaga no saldrá porque se ha metido en una habitación que está sellada para siempre.

Si se considera que la protagonista es una mujer muerta, este interminable brote de sensaciones resulta una paradoja.

Hay un relato corto en el que Dayan muestra su oficio con las palabras, se llama “El terror es un perro”:

“Cuenta Ruth, mi hermana, que cierta noche en la que el viento se convirtió en un gigante furioso y arruinó el transformador de nuestra calle, yo estaba dormida a su lado mientras ella leía a la luz del somnoliento quinqué, cuando súbitamente sintió una pesadez en el pecho. Una atmósfera de concreto que le jalaba la mandíbula en un bostezo profundo. Una atracción de imán que se fijó sobre sus ojos obligándola a mirar más allá de su lectura.

Un perro negro apareció a lado de la puerta. La oscuridad se había coagulado para darle forma. Estaba sentado a nuestros pies, jadeante de amenaza. Sus orejas eran puntiagudas y su hocico afilado, igual que sus intenciones. Mi hermana permaneció petrificada, y él a su vez, con el pelo erizado dobló las orejas hacia atrás y mostró los dientes. El estertor de sus fauces fue tan profundo que la hizo estremecer. Mi abuela decía que las brujas se convertían en bolas de fuego y cruzaban la noche en busca de niños. Seguramente ese perro era una bruja y no habría una segunda oportunidad para mí. Ruth cerró los ojos rezando para que al abrirlos el demonio no estuviera, pero no fue así. Entonces supo que ese era el momento que la muerte había esperado para reclamarme”.

Es muy esperanzador ver a jóvenes que crean publicando espléndidas piezas en los pocos periódicos que aún quedan en Morelos; uno se llama Emmanuel Ruiz y otra Dayan Casaña; Emmanuel es morelense y vive en Cuautla, Dayan es de la Ciudad de México, pero desde hace más de una década radica en Cuautla y es colaboradora de esta casa editorial.

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Dayan Casaña (CDMX 1983). Ingeniera Arquitecta egresada del Instituto Politécnico Nacional. Escritora egresada de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay. Diseñadora Gráfica egresada del Instituto Mexicano de Estudios Técnicos. Colaboradora del periódico La Unión de Morelos con la columna sabatina “Nocturlabio” (https://launion.com.mx/component/k2/itemlist/user/1070-dayancasana.html). Mediadora de lectura del Programa Nacional de Salas de lectura con la sala Macrocosmos de Imaginerías en Cuautla, Morelos. Divulgadora de literatura y creadora de la cuenta Expedición Nocturlabio en TikTok (http://tiktok.com/@expedicion_nocturlabio). Tallerista del Programa Mujer: escribir cambia tu vida. Ha publicado en la revista digital Letras Insomnes y participado en las antologías: Infiernos privados, de la Ed. Infinita (2019); Mundo Inventados, del Fondo Editorial del Estado de Morelos (2020); Así vas a morir. La máquina que predice tu muerte, de la Ed. Lengua de diablo (2022); Ocurrió en Morelos. Antología poética y narrativa, del Fondo Editorial del Estado de Morelos (2022). Ha sido participante en los recitales poéticos: Recital internacional de poesía Chilango-Andaluz; Las poetas del megáfono; Torneo de poesía Adversario en el cuadrilátero; Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas; Jornada poética urgente y efímera Serendipia.

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