A pesar de que por la crisis económica su trabajo dejó de ser redituable, Leopoldo Domínguez se niega a hacer caso a las peticiones de su familia para que ya se retire como chofer de ruta.

Aunque a veces llega a su casa sin solo un peso en la bolsa, el entrevistado asegura que no ha pensado en dejar su trabajo porque es una actividad que disfruta hacer.

Comentó que diariamente dedica más de 12 horas a la “ruta” pero hay días en los que con mucho esfuerzo reúne el dinero para entregar la cuenta, que es de mil 700 pesos y mil 400 para el combustible del camión.

“Mi familia me dice que si no llevo ni un peso para qué sigo aquí en la ‘ruta’. Me dicen ‘llegas tablas, nomás juntas para la cuenta y la gasolina, mejor déjalo y busca otro trabajo’, pero a mí me gusta porque gracias a este trabajo les di estudios a mis hijas y aquí seguiré hasta que Dios me dé licencia”, apuntó.

Después de 20 años como operador del transporte público, lo que más le genera estrés es el cierre de vialidades cuando ocurren manifestaciones, debido a que cuando se atrasan en su recorrido programado y no llegan a tiempo con el checador son multados con 20 pesos por minuto de retraso.

En su caso -indicó- en ocasiones ha pagado desde 120 hasta 180 pesos en un recorrido.

“A veces hay que correr para checar a tiempo y no pagar los minutos quemados, pero también hay que manejar con precaución para no ocasionar accidentes. Gracias a Dios en el tiempo que llevo manejando no he sufrido ningún percance y trato de conducir tranquilo”.