“Ollin es una casa de arte, un espacio feminista, no separatista, enfocado en la exploración del cuerpo y mente a partir de la danza y otras prácticas artísticas”.
Existen oportunidades que la vida nos ofrece de manera impredecible, otras las buscamos, y unas más las creamos. La tarea en todas depende del cómo logramos hacerlas nuestras, convertirlas en hechos y prácticas transformadoras. La misión no siempre es afortunada o fácil, en muchos casos suele convertirse en un trabajo solitario, cuesta arriba, y si además eres mujer en un mundo rodeado de comportamientos machistas y medios limitados la faena resulta ardua, pero no imposible.
Grisel Botello descubrió en su adolescencia una devastadora realidad en Chiapas, lugar donde las mujeres y los niños sobreviven a costa de un patriarcado ancestral y crudo. La confrontación con ese otro mundo que después reconoció pervive en todas las regiones del país le abrió los ojos y decidió hacer algo para cambiarla desde su trinchera.
Su temperamento la confrontó a la figura paterna en su juventud, cayó el velo de las apariencias y miró de frente al mundo; algo dentro de ella la orilló a emprender un viaje hacia sus propias convicciones, ruta que inicia acompañada de reflexiones y experiencias. Grisel tuvo su primer acercamiento con el mundo del arte a sus trece años, ella ingresa a un instituto de estudios musicales y descubre que la cultura en general posee herramientas que podía utilizar para cambiar su realidad, y la de los otros. La meta estaba lejos pues abrir brecha en un país en el cual el término “crisis” es ya palabra común, y donde las mujeres son víctimas de acoso y misoginia, lo que hace del entorno una lucha permanente.
De su ciudad natal, ella decide tomar Cuernavaca como su nueva residencia hace más de una década; ahí, crea nuevas relaciones y tiene amigos de la comunidad universitaria, específicamente de hombres y mujeres dedicados a la biología, la antropología y la agronomía. Con un afán de ser autosuficiente conforma un espacio cultural en donde crea un invernadero, fabrica adobes, conforma un huerto, busca el conocimiento de tradiciones, logra tejer una comunidad entre hombres y mujeres. Poco después, ya con estudios superiores en comunicación, ingresa a la maestría en antropología social. Durante esa época tiene la suerte de quedar a cargo de la dirección de políticas de género en una institución gubernamental, las condiciones la van dotando de elementos que sabe aprovechar.
Ser mujer y reconocer las injusticias, desigualdad, violencia y acoso que viven ellas es un choque social y cultural qué, con toda seguridad afecta su desarrollo y seguridad emocional. Nada nuevo en un país con viejas y anquilosadas estructuras, con herencias que no evolucionan, con reglas y normas que cambian lenta y gradualmente. El escenario no es alentador en un Estado que posee la “alerta de género” en casi una cuarta parte de sus municipios, tristes y lamentables acontecimientos que registran indicadores alarmantes, en lo que va del 2022 se cuentan 28 feminicidios.
Así, en esta vorágine social y política Grisel asume una sólida conciencia sobre el papel que tienen las mujeres en Morelos y el país. Por tal razón ella decide emprender nuevos proyectos autogestivos. Botello siente y cree que las mujeres deben convivir en espacios seguros, en lugares dónde la certeza y resguardo sean detonadores de fortaleza y semilleros de iniciativas. Ollin. Casa de Arte es una céntrica casona en Cuernavaca en la cual Grisel y un conjunto de colegas promueven actividades culturales, un espacio donde la danza, el movimiento, la música, el café, la reflexión y la lectura se tornan en acciones sociales, domésticas, sociales y personales.
La imagen de las “brujas” carga con el estigma de la perversión y la maldad, es una vieja herida que pervive en el inconsciente colectivo, es urgente cambiar ese enfoque para dimensionarlas en su justa realidad histórica. Habría que preguntarse que había detrás de ese comportamiento, las mujeres no solo son portadoras del nido que logra la sobrevivencia de la humanidad, son seres humanos con una sensibilidad única y pensamiento crítico. Las brujas eran feministas ancestrales, valientes, seres que buscaban expresar su visión del mundo, que pensaban diferente y que se atrevían a enunciar con libertad sus pensamientos, eran mujeres rebeldes, pero sobre todo, eran mujeres.
Con esta visión y con la palabra “brujas” bajo el brazo, Grisel Botello y sus compañeras presentan "Una historia que contar: Brujas. 1er Encuentro". En este evento que dio inicio el pasado martes 22 de noviembre se llevó a cabo la presentación del libro “Vientres de alquiler. La mala gente” de la abogada catalana Núria González López. En él, ella señala que “Mi objetivo, después de haber estudiado mucho sobre el tema de los vientres de alquiler, leído revistas científicas, artículos en prensa y hasta opiniones personales publicadas en ambos sentidos, era experimentar, por mi misma, todo lo que hay dentro de este negocio millonario, que tiene como base el pago de una cantidad a un intermediario para que haga entrega de un bebé, gestado y parido por una mujer, a otra mujer que no es su madre, pero que así va a figurar en los documentos oficiales.” Tema escabroso y poco estudiado en nuestro país. Bajo esta misma dinámica, el 24 se presentó la conferencia “La quema de brujas” con Astrid Dellair Stanislava.
Hoy viernes 25 a las 17:00 horas la doctora en antropología social Cynthia Ventura sostendrá una charla sobre “Una mirada a la medicina y las Deidades Femeninas mesoamericanas”; y ya más tarde, alrededor de las seis, Tere C. Ulloa Ziaurríz, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC) dictará la conferencia “Genocidio de las brujas en la historia de la humanidad”. Interesantes temas que nos invitan a conocer más sobre ellos.
Finalmente, el sábado 26 de noviembre a partir de las siete de la noche están invitados para compartir con todas y todos una magnífica exposición colectiva bajo la curaduría de Larisa Escobedo y, con el manto de las deidades personales de cada una, celebrar un fiesta entre mujeres, un “Aquelarre” entre brujas valientes, rebeldes, conscientes, una festividad que despierte y promueva la libertad, la equidad, la seguridad y la paz para ellas.
Grisel Botello los invita a acercarse a Ollin. Casa de Arte, espacio autogestivo que se nutre de la colaboración y apoyo de la comunidad, un lugar nuevo con grandes anhelos, una casa para ellas y ellos sin apoyos gubernamentales o privados; Ollin. Casa de Arte es un lugar independiente que demanda el apoyo de todas y todos los habitantes de Morelos.