Gustavo Gutiérrez Nava dice que su papá le heredó el gusto por el volante y aunque su progenitor hace varios años se retiró del transporte, recuerda que desde pequeño le platicaba anécdotas que vivía detrás del volante.
Por esas pláticas, Gustavo tenía la curiosidad de saber qué se siente conducir una unidad del servicio colectivo y cuando terminó sus estudios de nivel básico empezó a trabajar.
“Mi papá siempre se dedicó a ser chofer, yo creo que de ahí me gustó el volante. Hace algunos años que dejó la ‘ruta’, pero me enseñaba a manejar. Por eso cuando terminé la secundaria me puse a trabajar, para quitarme esa espinita de saber qué se siente”.
Ahora que trabaja como operador -comentó- entiende la razón por la que su papá se ausentaba de su casa en fechas importantes, pues como chofer tiene que trabajar más de 14 horas diarias y ahora es cuando dice “mejor hubiera estudiado”.
“A veces uno no valora las cosas hasta que es demasiado tarde. En mi caso no quise seguir estudiando porque quería tener dinero y ahora veo que el trabajo es difícil, es cansado y a veces estresante, pero también creo que nunca es tarde para estudiar”.
Aunque obtiene buenos ingresos económicos dijo que una de las desventajas es que no tiene prestaciones laborales, como seguro social, pero afortunadamente su patrón le da aguinaldo y es opcional trabajar o descansar el 25 y 31 de diciembre.