Feliz año nuevo, querido lector. Nueva etapa en mi columna: me enfocaré en hablar de libros, mi tema favorito, claro, con énfasis en temas intrínsecos del oficio de escribir y editar. Como hombre de letras, intentaré compartir el conocimiento, la pasión, la magia y algunos vericuetos de mi vida cotidiana. Espero que esta renovación implique una buena experiencia. Continuaré con un toque de humor, porque puedo ser serio, con cara de intelectual, pero tampoco seré un inadaptado.

El libro tiene un valor en sí mismo, es una especie de caja que contiene los más diversos conocimientos, discursos, historias. Ya con eso bastaría para ponerlo en el número uno de la lista de los mejores inventos humanos. El libro es belleza. De pequeño, al abrir un libro cualquiera me fascinaba la fragilidad que aparentaba. No podía comprender cómo se conservaba entero y pulcro algo hecho de materiales altamente inflamables, que poco toleran el agua o la humedad, que se enmohecen con la primera espora y que se maltratan con tanta facilidad. Puedes romper una hoja apenas jalándola un poco y una caída de mediana altura en la vida del libro deja huellas por siempre. Apenas pude, comencé a descubrir ese misterio.

Ahora comprendo que los libros permanecen y trascienden porque los humanos los cuidamos. Y lo hacemos por razones mínimas, principalmente porque los respetamos, pero también porque los admiramos. Sabemos, como comprueban las encuestas, que el valor del libro es infinitamente superior a su precio. Reconocemos en dichos objetos una sublimación de nuestra especie, como pocas más habrá. La existencia del libro (y su persistencia) representan el pináculo de nuestra evolución.

El libro como pieza (tomo, volumen, ejemplar) incluye conceptos de arte, de lenguaje, del milenario oficio de la encuadernación, de costos y administración; también tiene que ver con sus materiales: forros, cartón, papel, tinta, hilo, pegamentos y otros aditamentos. Insisto: uno de los objetos más bellos e importantes de la historia.

Me refiero, en particular, al libro occidental como lo conocemos hoy en librerías, pero también alabo la existencia de otras versiones, como las de India, China y aquellos de los pueblos indígenas de México llamados códices. Un libro no excluye a otros, al contrario, el publicar es uno de los actos más incluyentes y respetuosos que conozco. Hay que reconocer que el libro no se detiene y que las recientes formas que conocemos (ebook, epub, pdf) marcan el camino para nuevas rutas, aún no conocidas, para lo que será el libro en el futuro.

Hablar de libros es una de las actividades que más disfruto en la vida, solo debajo de platicar con mi hija y comprar libros. No es una simple petulancia. Y aquí me confieso: siempre fui un ñoño, es decir, un niño al que le gustaba la escuela, bueno, el conocimiento, leer y aprender. Tuve buenas calificaciones, destaqué por pensar y hasta estuve en la escolta. No pude reconocerlo abiertamente por prejuicios. Pensaba que, si me reconocían como matadito o cerebrito me harían a un lado, y yo también anhelaba ser alguien socialmente. Con la serenidad de los años y la experiencia, lo digo con todas sus letras, sin pena: siempre he sido un ñoño y el libro es el lugar donde más me gusta estar, es mi oficio, mi propósito terrenal y mi forma de existir. Me encanta hablar de libros y no soy malo en eso, ¿por qué no hacerlo?

El libro es muchas cosas más, de las que hablaré este año contigo, tiene hartas implicaciones, vetas, sentidos. Hablaré de libros, porque de esto sé, a esto me dedico: leer sobre libros, hablar de ellos, compartir, editar, vender, comprar, producir, reseñar… es a lo que me he dedicado ya por más de 20 años. Bastante he hecho con desde ante bajo hacia para por el libro y quiero morir habiéndolo hecho todo, cuando menos intentado. Una locura, quizás, mi locura personal.

Tú hablas de tu tema favorito, presumes algo de lo que sabes, buscas el momento y a las personas para ello, en eso somos iguales. Déjame compartirte más a fondo mi ser de letras, mis manos librescas, esta incurable enfermedad llamada bibliofilia, también bibliopatía. Gracias. Si tienes alguna pregunta, invitación, comentarios, dialoguemos: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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