Aunque su trayectoria como chofer de taxi es de 15 años, hace poco Alfredo Barberi se registró en las aplicaciones para prestar el servicio de manera privada, pero esa modalidad no le convenció y se regresó al taxi tradicional.
Cuenta que en las plataformas tenía que cumplir con cierto número de viajes diarios para obtener buenos ingresos, pero no le gustó porque las tarifas son muy reducidas y en ocasiones le tocaban trayectos largos.
“En las aplicaciones te quitan un porcentaje de cada viaje y hay que cumplir con el número de viajes que piden para que te den la bonificación. Hay que estar en movimiento todo el día y eso desgasta mucho al carro; en lo personal no me gustó y me regresé al taxi, porque ya tengo clientes frecuentes”, dijo.
Señaló que ha visto una mejoría en sus ingresos económicos, que fueron afectados por la pandemia de covid-19, pues tras el confinamiento la demanda en el servicio disminuyó de manera considerable.
Sin embargo, lamentó que los usuarios no utilicen el cubrebocas con el argumento de que dejó de ser obligatorio.
El entrevistado afirma que al menos la mitad de sus clientes no lleva la mascarilla.
A decir del trabajador del volante, cuando hace esta observación los pasajeros le responden que no lo llevan o que no es obligatorio y, aunque tiene miedo de contagiars,e no se puede dar el lujo de negar el servicio.