“No pude seguir en la escuela porque mis papás tuvieron 15 hijos y por ser de los mayores, cuando tenía diez años empecé a trabajar para ayudar con los gastos, pero ahora que tengo a mis hijos les digo que le echen ganas al estudio y que no sigan mis pasos, porque ser chofer es cansado por las desveladas”, contó Oscar Paredes, quien desde hace 15 años conduce una unidad de la línea de autobuses “Ometochtli”.

Por la falta de recursos económicos en su familia, Oscar empezó a trabajar como ayudante en un taller mecánico y ahí nació su gusto por el volante, hasta que tuvo la oportunidad de trabajar en una empresa de transporte, donde dice que tiene la posibilidad de jubilarse.

En su actividad diaria -relató- se ha encontrado con todo tipo de personas, incluso, hay quienes le han obsequiado bebidas refrescantes y frutas como agradecimiento por el servicio.  

De acuerdo con el entrevistado, en los últimos 15 años el número de pasajeros ha disminuido considerablemente, lo que afecta su economía porque diariamente entrega una cuenta y debe reunir mil 600 pesos para el combustible.

Dijo que tiene dos hijos -uno que cursa la secundaria- a quien impulsa a seguir en la escuela porque ser chofer es una labor desgastante.

“Le digo que le eche ganas y no sea como yo, porque el trabajo del operador requiere mucho esfuerzo, ya que uno se levanta muy temprano y termina muy tarde, y no quiere que sigan sus pasos; quiero que tengan una vida diferente”.