Recordar. Voz patrimonial del latín recordari, derivado del prefijo re-, que expresa repetición, y la base cor ‘corazón’. De la familia etimológica de corazón (V.).
Significa volver a pasar por el corazón.
Zacatepec. Si Herlindo Ortega Ortega o El Curro, como le gusta que le digan, hubiera tenido las oportunidades que cualquier artista consagrado, no sé hasta dónde habría llevado a la pintura y a la escultura.
Ha creado más de 150 pinturas y dibujos sobre objetos, personajes y hechos que ocurrieron en Zacatepec. Algunos son bastante conocidos, la mayoría pasaron desapercibidos.
El Curro los recupera por una necesidad personal: recordar donde vivió, con quiénes vivió y cuándo ocurrieron esos sucesos que él presenció.
En junio de este año cumplirá 83 años; vive en Zacatepec, sus hijos se fueron a Estados Unidos y hace más de 30 años se llevaron a su esposa.
Sus dibujos y pinturas son muy expresivos y en muchas combina de una manera única los colores y las formas.
“Muchas veces, por la noche o en la madrugada se me aparece algo en la mente, me levanto y comienzo a dibujarlo; si tengo fuerzas, ganas y material lo acabo, si no, lo terminó horas después, pero no dejo ningún borrador a medias”, relata mientras saca un paquete de cartulinas que seleccionó y ordenó.
La brevísima habitación donde vive, está ocupada casi en su totalidad por cosas que conserva porque le pueden servir. El Curro es delgado, moreno, ha de medir un poco más de un metro cincuenta. Después de ponerme el esqueleto de una silla en la entrada para que me siente Él se acomoda en la orilla del camastro. Apenas cabemos.
Me relata que pinta con lo que tenga: óleos, pintura de aceite, de agua; acuarelas, plumones, plumas, aunque guarda solo aquellas que están en cartulinas, papel y cartón.
Este es Don Quijote y Sancho Panza, pero vestidos como revolucionarios, de indios, de acá de Zacatepec. Aquí dice, mira.
Herlindo saca un dibujo de una persona esculpiendo varias figuras humanas. En letra cursiva con plumón, en la parte superior, dice: El monumento que se encuentra en el Tecnológico de Zacatepec, A López Mateos Zacatepec.
Y en la parte inferior: Lo hizo Baltazar Corona Ortega, era escultor y obrero de nuestro Ingenio Zacatepec. Honor a quien honor merece.
Y trae una firma: Curro 23 Oct 20.
Baltazar Corona fue el hermano mayor de Sergio Corona, el comediante (tiene 94 años de edad).
Luego muestra una cartulina con el dibujo de un pitero tocando frente a un tecuán que danza: piedra sobre piedra, Tecuanes, Tetelpa y sus tradiciones, comunidad indígena.
“Hay muchas cosas, en la actualidad, que tienen importancia, pero que pasan como si no hubieran existido. Y tantas que ocurrieron hace cincuenta, sesenta, setenta años, que tampoco se tomaron en cuenta; personajes, hechos, cosas. Yo las recuerdo, y cuando las veo en mi mente las dibujo o las pinto; en estos cuadros que a veces son retratos o escenas o cosas, pongo anotaciones, palabras, para recordar los hechos”.
La historia en los libros o en textos de quienes no vivieron aquella época resulta trillada, no se compara con la que cuenta el Curro, que la ha vivido.
El Ingenio y los Periquitos
El ingenio azucarero Emiliano Zapata es una imagen muy recurrente en sus cuadros. Herlindo lo conoce como la palma de su mano porque trabajó mucho tiempo ahí, es un mundo y tiene historias inacabables:
“Las máquinas del ingenio eran máquinas de vapor. La caña se acarreaba por vía desde Puente de Ixtla, toda esa vía que quitaron, esos libramientos que ves ahora, eran vías del tren que venía de México, pasaba por Morelos y llegaban hasta Balsas, en Guerrero. Esas vías pasaban por el centro de Zacatepec, por el estadio de futbol Coruco, entraban los furgones cargados de caña directo al ingenio y salían por el otro lado hacía el sur, para continuar su camino.
“Eran dos o tres trenes grandes de vapor, yo los vi hace algunos años en un hangar muy grande, en Cosamaloapan, Veracruz, los tienen en exhibición.
“Yo todavía alcancé a ver cómo metían la caña en carretas hasta el batey, que es el lugar donde ponen la caña en los ingenios, viene la grúa y ya la echan a la banda.
Pues cuando los trenes dejaron de funcionar entraron los Periquitos.
Los Periquitos eran unos forcitos (camiones marca Ford) chiquitos que cargaban dos o tres bultos, pero atravesados. Eran como 50 o 60 carros, propiedad del ingenio, eran pocos y cargaban poco volumen, pero también había carros particulares contratados por el ingenio para llevar caña al batey.
“Yo hice este dibujo para recordar a los Periquitos (el dibujo firmado por el Curro es de 2023). Este era el 207 y le puse aquí El Barril, o El Míster, se llamaba Manuel Cervantes, era operador, tocaba muy bonito la guitarra, ‘Chacha, mi chacha linda, cómo te quiero mi linda muchacha’, ya murió, la mayoría de estas personas murieron hace mucho”.
Los Periquitos fueron sustituidos por camiones grandes, Studebaker, Dina. Cuando quebró el ingenio la empresa vendió esos camiones a los productores, ahí andan todavía.
Su apodo
“Tendría yo como siete años. Frente al campo de futbol del ingenio vivía una familia que hacía pabellones, los Cadena. El papá era Leocadio, usaba calzones de manta todavía, y la mamá doña María, tenía varios hijos, y a la más chica le decían Cande, decía Curritín, entonces don Leocadio dijo, le vamos a poner el Curro, y así me quedó el apodo”.
Una vida muy complicada y llena de carencias
“Yo nací el 28 de junio 1940, en la calle Emilio Marmolejo número 6. A la vuelta de lo que hoy es el lienzo charro, y que antes era un corral de toros. Yo era muy niño cuando murió mi hermano Rafael, y mi familia no tenía para pagar la caja, entonces le prestaron a mi mamá 20 pesos, y como después no los pudo pagar le quitaron el terreno y la casa; anduvimos mucho tiempo de acá para allá.
Llegué en la colonia Benito Juárez en 1966, cuando no había nada, con la idea de comprar a mis padres un lugarcito donde vivir”.
Un autodidacta muy productivo
Herlindo recordó lo que ya había contado en entrevistas anteriores. Terminó la secundaria a una edad grande (dentro de la industria azucarera, en el Centro de Capacitación en Yecapixtla), luego estudió la prepa, y aprendió y dominó varios oficios durante toda su vida. Incluso formó parte de un coro que cantaba piezas en las misas en latín.
Jamás tuvo alguna instrucción sobre artes plásticas. Recuerda que frente a su casa (antes había una gasolinera y en la actualidad hay un jardín con un busto de Benito Juárez) había barro y un canal.
“Ahí hacía caballitos y monitos de barro, los cocía al sol; hacía trompos de madera, dibujaba, pintaba. Todos traemos un don desde que nacemos”.
Desde luego que le hubiera gustado aprender técnicas, pero no le fue posible porque tenía que trabajar para comer mientras vivió con sus papás y sus hermanos y también cuando formó su propia familia.
En sus obras pone toda su creatividad. Tiene la base y le encuentra el modo, luego va siguiendo eso que imaginó, lo va transformando y va naciendo la forma que él persigue.
Hacer las cosas con las manos y con su imaginación, con su tiempo, eso es lo que más le gusta y ese mismo empeño pone en todo lo que crean sus manos o su pensamiento.
Él ha sido muy proactivo en su comunidad. Junto con otros ciudadanos estuvo haciendo gestiones durante mucho tiempo para que hubiera agua potable en su colonia y en otras aledañas. También para que se construyera la unidad deportiva Benito Juárez.
Debajo de su cama hay una placa grande de mármol en donde se consigna que siendo el ayudante municipal Víctor Rebollar López periodo 2001-2004, se reconoce a Herlindo Ortega Ortega por ser jefe del proyecto de la construcción de la unidad deportiva.
Herlindo es el constructor de dos estatuas localizadas en Zacatepec, la monumental de Benito Juárez, que se ubica en la esquina que forman las calles Valentín Gómez Farías, esquina con la carretera Tejalpa-Zacatepec, de la colonia Benito Juárez y que mide un poco más de dos metros y medio.
También hizo un busto del General Emiliano Zapata Salazar en la colonia del mismo nombre y que antes los pobladores denominaban “Loma de la Muerte”.
Como la escultura del indio oaxaqueño, el interior del jefe suriano es de cemento, arena, cal y varilla.
Las construyó a partir de lo que él sabía de estos héroes. Leyendo lo que hacían o decían Benito y Emiliano se los imaginó y así los construyó.
El monumental Benito Juárez fue construido el trienio 2010-2013. Días después de que lo dejaron en el lugar que hasta ahora ocupa, el Curro escuchó por ahí que la escultura no respetaba las normas que se requieren para que se construyan monumentos a los héroes de la patria (Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos del 6 de mayo de 1972):
“Tiene esa forma porque no tuve modo de hacerlo parado, lo hice acostado. Para construirlo, investigué más de lo que yo sabía de él, y lo hice según lo que leí, no me basé en ninguna fotografía o escultura conocida, sino cómo lo vi yo a partir de mi investigación. Escuché por ahí que estaba muy feo, pero cómo iba yo a hacer bonito a una persona que estaba feo. Esta es una versión mía de lo que es don Benito Juárez”, dijo, en su momento.
La importancia de llamarse Herlindo
Herlindo dice que mucha gente piensa que está loco:
“Me ven por ahí pepenando cosas, que para la gente es basura o cháchara, pero yo cuando selecciono algo ya le vi la forma y lo guardo porque después lo usaré”.
Muchas veces, una necesidad incontenible lo despierta en la madrugada y lo lleva a sentarse y a dar forma a aquello que se le apareció en la mente.
De sus manos y de su imaginación han salido esculturas grandes y pequeñas, instrumentos musicales decorados, dibujos, pinturas, textos.
En la administración pasada fue el cronista de Zacatepec y criticó la poca importancia que las autoridades le dieron a la historia de su municipio, aunque reconoció que le “publicaron” en la página de Facebook del ayuntamiento (del 12 de julio de 2021, visto por 20 personas, 5 comentarios y 13 veces compartido https://www.facebook.com/Edu.cultura.deportes/posts/351511179771084/) algunas de sus crónicas (que próximamente se publicarán en un libro financiado con apoyo de particulares). En una de ellas relata algo sobre un boxeador.
No sabe qué fin tendrán sus más de 150 ilustraciones, guarda las más importantes, algunas las regala y otras se echan a perder y se destruyen solas. No ha pensado en montar una exposición porque no tiene dinero.
En la actualidad, cada mes, el ayuntamiento de Zacatepec publica una cápsula por redes sociales, en donde el Curro aborda algún aspecto de la historia del municipio. Ahí, Herlindo se suelta hablando y recordando, que es lo suyo.
El Brazo de Oro.
El Curro.
El futbol y Zacatepec.
Herlindo.
La patria y Zacatepec.
Los periquitos.
Los toros.
Personajes.
Tecuanes.