Si tú no quiere leer, no lo hagas, no pasa nada. Si buscas motivos para emprender o mejorar tu hábito lector, te comparto estas reflexiones:
- Leer libros es algo que puedes presumir: con familia, amigos, colegas, pareja, gente en el camión, el médico del Dr. Simi. Te tacharán de petulante y banal, pero tú sabes que tienes tus motivos, porque lees y eso, obviamente, hay que cacarearlo.
- Tendrás frescas citas de autores sobre los debates más polémicos: tu barrio de papel te respaldará cuando quieras ganar una discusión o pelees con fulanos en redes sociales. Ante un buen argumento del contrario, podrás decir: “Como decía Rulfo (Borges, Castellanos, Sartre, Dinesen, De Quincey, etcétera), cha la lá”, para dejarlos con el ojo cuadrado.
- Tu familia te respetará (al fin). No has alcanzado tus metas, pero tiendes a ser culta, ya no podrán regañarte tan fácilmente, porque, como lees, debes saber más que ellos (aunque sea falso).
- Cargar un libro te dará un aire intelectual, que aumentará tus posibilidades de seducción. Las personas verán en ti un misterio, eso es tan atractivo, aunque seas feo de nacimiento. “Siempre lleva un libro distinto”, dirán. “¿Has visto a ese hermoso ejemplar con su libro bajo el brazo?” “Se me hace que es una gran persona”.
- Podrás vivir una vida de ficción con la que sí estés satisfecha; olvidarás por momentos tu vida rutinaria, repetitiva y simple. Las historias y las ideas que leas te llevarán a estadios de la mente que ni sabes que existen.
- Adquirirás muchos de los conocimientos que te saltaste en la escuela, por pensar en alguien que ni caso te hizo, por andar de borracho o por flojo. Entonces, quizás, sí llegues a saber lo que crees saber.
- Hablarás con más claridad y precisión, sobre temas de dominio público, como el holocausto, la polución, la eugenesia, la exégesis y otras palabrejas que hoy debes consultar en el diccionario, pero que luego usarás con entero dominio.
- Tendrás más y mejores argumentos para tus opiniones salvajes: tal vez no seas más inteligente, pero tener datos te volverá más terco e insistirás ante los demás con firmeza, porque tú sí sabes: lo leíste en un libro y eso es irrefutable para la mayoría.
- Mejorarás tu pésima ortografía y acentuación; tu cerebro irá fijando la forma correcta de las palabras y las oraciones, nomás por repetición. Así, darás menos vergüenza a la hora de presentar un escrito propio.
- Podrás evitar pláticas inocuas, vacuas y fútiles metiendo las narices en tu lectura y dejando al exterior con sus vagas estulticias. En una reunión a la que no querías ir, te sientas, sacas tu libro y te abstraes de todos, es una delicia.
- Mejorarás como persona, irremediablemente, aunque sea para el mal, porque quien lee avanza hacia sus metas y mejora como persona… bueno, es lo que en general se cree.
- Entenderás mejor el mundo en el que vives y por qué has llegado hasta donde estás, para bien o para mal.
- Tendrás entretenimiento de primera calidad en cualquier momento, con beneficios para tu mente y corazón. Un cerebro ocupado, no anda pensando en marcarle a tu ex tóxica para decirle que la extrañas.
- Para molestar a otros: cuando los que te malquieren te vean leyendo, se les retorcerá el hígado pensando en que tú sí lees y ellos solo pierden el tiempo en bagatelas.
- Cuando acumules varios libros en casa, podrás presumir que los posees; no solo los has leído, los conservas y eso es un valor agregado para tu vida licenciosa. Quizás aún pienses que el pobre es pobre porque quiere, o votas por el PRI, pero ya cuentas con un acervo de gran valor: los libros no solo cuestan su precio, valen mucho más, son productos que simbolizan el conocimiento, la evolución del pensamiento humano y otras cosas que no tienes, pero que tus invitados creerán que sí.
Ya en serio, haz lo que se te dé la gana. Gracias.
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