Víctor Madrigal Ochoa es profesor de secundaria con especialidad en matemáticas, pero desde hace siete años trabaja como chofer de taxi porque dijo que no ha obtenido resultado favorable en el examen de ingreso a la SEP.

“Estudié en la normal superior para maestro de secundaria y después hice una maestría en docencia. Llevo seis años haciendo el examen para entrar a la SEP, pero no sé si no hay plazas o no cumplo con los requisitos. Me han invitado a trabajar en escuelas particulares y sé que me van a contratar, pero el salario es de 90 pesos la hora y en el taxi me va mejor”.

De manera constante -indicó- ha tomado cursos y diplomados y está por empezar el doctorado, porque no pierde la fe de que en algún momento será llamado para trabajar en escuelas públicas, pero mientras tanto sigue al volante y en temporada vacacional da clases particulares de regularización en matemáticas.

Su gusto por las matemáticas -dijo- empezó cuando cursaba la secundaria, luego de que su profesor, Víctor Porcayo, le comentó que era bueno en esa materia y lo invitó a un club de matemáticas.

Aunque Víctor se negaba a participar el docente insistió hasta que lo convenció y posteriormente en el Cetis 44 tuvo la oportunidad de representar a la escuela en la olimpiada nacional de matemáticas en Colima y Guadalajara.

Después de esa competencia, Víctor se convenció de que quería ser profesor de matemáticas y aunque le advirtieron que sería difícil encontrar trabajo hizo caso omiso y siguió su sueño.

“Me decían que sería difícil encontrar trabajo porque cuando entré a la Normal, de los 40 alumnos que éramos, 35 iban seguros por su plaza porque eran hijos de maestros o estaban de prefectos y solo les pedían el título para estar frente a grupo, y los otros cinco íbamos por vocación, no teníamos contactos en el magisterio”.

Aunque considera que es injusto no poder tener una plaza de maestro pese a que tiene conocimientos, afirmó que no se arrepiente ni se avergüenza de ser taxista porque es un trabajo honrado.

“Ser chofer tampoco es fácil. No se aprende de un día para otro, me costó meses encontrarle el modo a este oficio y no me da pena a pesar de que tengo preparación, en los siete años me ha ido bien; he luchado mucho porque me vaya bien. Por ejemplo, el carro siempre está limpio, doy buen trato al cliente y tengo buena presentación y creo que esos factores siempre van a beneficiar”.

En cuanto a los ingresos -apuntó- son superiores a los que podría obtener como profesor de escuelas particulares.