Es el mayor de cinco hermanos y tuvo que trabajar para apoyar con los gastos de la casa.
"Me críe en el mercado Adolfo López Mateos, ahí vendía de todo; veía cuando pasaban los micros y siempre decía 'cuando crezca quiero ser chofer', y a los 19 años empecé a manejar camiones de volteo", contó Hilario Angulo, quien trabaja desde hace tres décadas como operador en la Ruta 17.
Entrevistado en la base de la organización, el trabajador del volante señaló que por falta de recursos económicos en su familia no pudo terminar sus estudios, ya que por ser el mayor de cinco hermanos tuvo que empezar a trabajar a los 12 años de edad.
Aunque Hilario no estudió una profesión, dijo que encontró en el volante una forma honesta de ganarse la vida y gracias a este oficio logró dar estudios a sus cinco hijos; sin embargo, la mayoría decidió abandonar la escuela y empezar su vida laboral.
"Yo crecí en la calle buscando el pan, por eso mi idea era que mis hijos no pasaran hambre; no quería que estuvieran en la misma situación, quería que la vida fuera más fácil para ellos, pero tampoco les gustó la escuela; aunque una de mis hijas trabaja en un banco y la otra en una florería y eso me llena de orgullo".
De su actividad diaria, comentó que ha observado una disminución en la demanda del servicio, lo que ha ocasionado que entre los operadores se peleen el pasaje, ante la presión que tienen por reunir el dinero para entregar la cuenta a su patrón y para el combustible.
Desde su experiencia, indicó que para ser chofer se necesita vocación y paciencia, pues con un mal movimiento pueden ocasionar un percance automovilístico.