Cuando César -operador del transporte público desde hace cuatro años- manejaba muy presionado porque estaba por llegar tarde con el checador -lo que implica el pago de una multa- una mujer de la tercera edad le hizo la parada y cuando las puertas del vehículo se abrieron la señora preguntó al operador: “¿va para el centro?”, “sí señora”, dijo el chofer.
- ¿Se va por la Selva?
- Sí.
- ¿Va por Leandro Valle?
- Sí
- ¿Va por No Reelección?
- Sí.
- Entonces no, muchas gracias.
Así relató César Salgado una de muchas las anécdotas que ha vivido como chofer del transporte público y que asegura le dejó una gran lección, ya que, aunque estaba presionado por llegar a tiempo con el checador para evitar pagar la multa, ese día entendió que es mejor pagar que correr y ocasionar un accidente vial.
“Venía bajo presión porque me quedaba poco tiempo para checar. De hecho, iba a llegar ‘quemado’ y la señora estaba preguntando y no se decidía, pero en lugar de darme coraje me dio risa. Me dejó una enseñanza y entendí que si te ‘quemaste’ pues pagas, pero si uno corre y se preocupa tanto por el tiempo puede ocurrir un accidente”.
Hace cuatro años -dijo- empezó a trabajar como chofer para solventar los gastos de su casa, luego de que se quedó sin empleo.
Aunque está a gusto en este oficio, señaló que la desventaja es que no tiene prestaciones y su jornada laboral es de cuatro de la mañana a diez de la noche, por lo que tiene poco tiempo para estar con su familia.