Aunque su deseo era estudiar administración de empresas, la falta de recursos económicos llevó a Policarpo Aguilar a trabajar en el sector transporte y a los 19 años de edad empezó a trabajar en un taller mecánico, donde se encargaba de abrir el portón para que los operadores pudieran ingresar con mayor facilidad.
Seis meses después y a invitación de un amigo comenzó a trabajar como checador de “rutas” en Emiliano Zapata y posteriormente en los andenes del mercado Adolfo López Mateos, donde se mantiene actualmente.
“No tuve la oportunidad de estudiar, solo llegué a la secundaria porque no había dinero en la familia, pero me hubiera gustado tener una profesión; me hubiera gustado ser administrador de empresas. Aunque yo no pude seguir en la escuela, a mis cinco hijos les di estudios, comida, vestido; les di todo, pero solo llegaron hasta la secundaria y empezaron a trabajar”.
El entrevistado asegura que tiene 38 años en esa actividad y que actualmente solo trabaja dos días a la semana, debido a que hace unos meses sufrió una caída que le afectó su pierna derecha y necesita reposo.
La ventaja -dijo- es que ahora solo trabaja para solventar sus gastos personales, pues sus hijos crecieron y formaron su propia familia.
Sin embargo, lamentó que sus vástagos se olviden de él y no lo visiten ni siquiera en fin de semana.