Su papá lo motivaba para terminar sus estudios, pero le gustó el volante
Héctor Quinto tuvo la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, pero cuando terminó el bachillerato decidió que quería seguir los pasos de su papá, que trabajaba como operador en una línea de autobuses.
Aunque su padre le aconsejó una y otra vez que no se dedicara al transporte, Héctor hizo caso omiso y cuando cumplió la mayoría de edad buscó trabajo como chofer en el transporte público, a lo que se dedica actualmente
“Mi papá trabajó muchos años en Flecha Roja y nos dio estudios, pero ya no quise seguir y cuando terminé la prepa empecé a trabajar. A todos los hijos nos dieron la oportunidad de estudiar, pero solo mi hermano estudió para dentista y trabaja en Tijuana, y le va muy bien”.
Si bien él no aprovechó la oportunidad que le dieron sus padres, dijo que siempre habló con sus hijos para que no siguieran sus pasos y afortunadamente su hijo terminó la licenciatura en administración de empresas y su hija se fue a Estados Unidos para estudiar criminalística.
“Mi hijo nunca vio el volante como opción de trabajo, porque veía que son largas jornadas. Me siento orgulloso de ellos porque son independientes y cada uno hace lo que le gusta. Siempre les dije que este trabajo es estresante por el tráfico y para ser chofer hay que tener disciplina y paciencia porque a veces la gente te saca de quicio y hay que mantener la calma”.
El trabajador del volante dijo que está consciente de que en la ruta donde trabaja no tiene opción de jubilarse, pero no se preocupa porque afortunadamente pudo construir una casa para sus hijos.