“En las vacaciones baja el pasaje y a veces bajamos de la universidad con cinco pasajeros, pero a mí no me afecta mucho porque trabajo con barras y me dan un porcentaje de lo que hice durante el día”, señaló Javier Salazar, quien trabaja como operador en la Ruta 1.
El trabajador del volante dijo que durante las vacaciones escolares realizan el mismo número de recorridos, aunque en ocasiones sale del circuito de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) con tres o cinco pasajeros.
Sin embargo, afirmó que la disminución en la demanda del servicio no afecta sus ingresos, pues al concluir su jornada laboral recibe al menos 400 pesos, lo que alcanza por lo menos para comprar lo básico.
“No me quejo de mi trabajo porque no me va mal, siempre hay dinero, aunque poco, pero hay. Aunque sí hay personas que no pagan. Te dicen ‘ahorita te pago’ y se van a los asientos de atrás y cuando menos te das cuenta ya se bajaron, pero eso siempre habrá, porque uno no puede ir al pendiente de todos los que suben”.
Javier comentó que empezó a trabajar al cumplir la mayoría de edad porque no quiso continuar con sus estudios y aunque ha comprobado que ser chofer es una tarea difícil, dijo que no tiene caso arrepentirse.
Lo que sí puede hacer, refirió, es aconsejar a los jóvenes a que estudien y no vean el volante como una opción de trabajo, pues diariamente se labora más de diez horas, no tienen prestaciones y tampoco seguridad social.
“Aquí hay de todo. A veces a los pasajeros no les parece el modo de cómo manejas porque hay situaciones en las que tienes que correr por el tráfico o por el tiempo para no pagar los ‘minutos quemados’, eso no lo ven y se molestan, y piensan que uno quiere correr como loco y a veces hasta te hablan con groserías”.