También hay pasajeros agradecidos con el servicio, señala Luis   

"Aquí vivimos de todo, desde cosas bonitas y cosas feas, pero uno recuerda lo más bonito. Por ejemplo, cuando uno ayuda a la gente y te agradece. Me he encontrado con personas que no tienen dinero para su pasaje y los llevo sin problema; no me pesa hacerlo, porque todos necesitamos de todos", señaló Luis García, quien trabaja como operador del transporte público.

En su actividad diaria, dijo, se ha encontrado con personas que padecen alguna enfermedad o simplemente no traen dinero y le piden un "aventón", lo cual hace con gusto. 

"A veces me hacen la parada y me dicen que no traen dinero, les digo 'vámonos', y los llevo, o cuando veo que la competencia los dejó, los acerco a su destino porque no me cuesta nada hacerlo".

Indicó que su trayectoria al volante es de 40 años, y aunque reconoce que es una labor cansada y estresante, refirió que gracias a este oficio ha logrado mantener a su familia y construir su patrimonio.

Diariamente -agregó- se enfrenta al tráfico y motociclistas que no respetan los carriles. Además, tiene que lidiar con personas que están de mal humor; sin embargo, la mayoría de los pasajeros son amables.

"Me gusta manejar y con este trabajo he mantenido a mi familia; tengo dos hijos que ya formaron su propia familia y gracias a su trabajo los pude sacar adelante, y ahora ya solo trabajo para los gastos de la casa".

A decir del trabajador del volante, en los últimos años ha disminuido de manera considerable la demanda en el servicio, lo que afecta sus ingresos diarios, pues tiene que reunir el dinero para el combustible de la unidad.

Sin embargo, no ha pensado dejar esta labor porque su pasión es el volante, por lo que seguirá hasta que el cuerpo le aguante.

"Una desventaja es que aquí no te puedes jubilar, uno está condenado a seguir trabajando. No sé qué haré cuando ya no pueda, pero por lo pronto seguiré hasta que Dios me permita seguir trabajando".