Aunque su papá le advirtió que ser chofer es una labor cansada, porque trabajan jornadas de más de 14 horas diarias, Eder Fabela afirmó que eso no fue impedimento para que se dedicara a este oficio, pues el gusto por el volante es de familia.
Señaló que está orgulloso de seguir los pasos de su padre y de su abuelo.
"Mi familia siempre se ha dedicado al transporte público, desde mi abuelo, mi papá y ahora mis hermanos y yo; somos la tercera generación. Mi papá siempre me decía que estudiara, pero no me gustó y empecé a trabajar".
Sus primeros días como operador del transporte público -dijo- fueron difíciles, pues entendió que conducir una unidad requiere mucha responsabilidad y capacitación constante.
En su actividad diaria se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que le agradecen hasta los que se molestan por cualquier situación, pero hace caso omiso porque lo que menos le gusta es pelear con los demás.
"Todos los días salgo a trabajar con ganas y me gusta tratar bien a la gente. Hay quienes vienen de malas, pero también hay otros que agradecen por el servicio y me dicen 'que Dios lo bendiga' y con esos mensajes me quedo".