Gracias a su labor como checadora ha podido mantener a sus hijos.
“A veces pasa que los choferes te quieren ‘echar el perro’, piensan que por ser mujer vas a soportar esas cosas y cuando no les haces caso dejan de checar contigo”, relató Bárbara, quien trabaja como checadora de “rutas”.
Aclaró que no todos los operadores son así, pero lamentó que por negarse a salir con aquellos que la pretendían, dejaron de darle la propina que recibía por darles a conocer el tiempo de diferencia que llevan de sus colegas.
Comentó que por esa situación algunos choferes se molestaron tanto, que cuando pasaban por la avenida donde ella checa de plano cerraban las puertas de la “ruta”, para no sentirse obligados a darle una moneda.
“A veces cerraban las puertas o había problemas entre ellos mismos; son necios porque les dices que no y te insisten”.
Pese a esa situación, dijo que no ha pensado retirarse porque gracias a este oficio puede mantener a sus hijos, además de que tiene tiempo de llevarlos a la escuela.
“Mi motivo son mis hijos. La mayor tiene doce años y el más chico diez meses. Aquí sigo porque tengo tiempo para llevarlos a la escuela y no los desatiendo tanto. Aunque empezamos a trabajar a las seis de la mañana a la una de la tarde ya estoy libre”.
Explicó que por su labor recibe desde 50 centavos hasta dos pesos de cada operador, por lo que al terminar su jornada reúne entre 200 y 250 pesos, con lo cual puede solventar los gastos de su casa.
“Me gusta este trabajo, pero he pensado buscar un trabajo donde tenga seguro social y prestaciones de ley, sobre todo por mis niños, pero siento que es difícil porque solo tengo la preparatoria trunca”.