Con la continua difusión y organización del “Taller de Vivienda Social Infonavit” el artículo de hoy toca el tema principal del taller, el simple concepto de vivienda social.
En México y Latinoamérica es sumamente escuchado el término “vivienda social” o “casa de interés social”. A pesar de sonar familiar, el término no es bien entendido por la mayoría de las personas. El concepto se llega a malinterpretar como vivienda precaria, sin embargo, el concepto es de carácter burocrático, entonces ¿Qué es una vivienda social? La casa de interés social es el proyecto que se construye y que se otorga a las familias a través de un financiamiento o subsidio por parte del gobierno u organización no gubernamental. Este concepto de vivienda va dirigido a poblaciones vulnerables o de bajos recursos. Las familias acceden bajo el esquema de arrendamiento o compra con financiamientos o subsidios que, en varias ocasiones, es sin deuda. (MAS in Collective Housing (MCH), 2018).
Los primeros indicios de la vivienda social en México provienen del siglo XX, posterior a los daños ocurridos en la revolución mexicana. Estos daños desembocaron en una fuerte y constante demanda por espacios de vivienda. Fue hasta el año 1940 que se llevaron acciones concretas sobre la construcción de vivienda social, pese a la inestabilidad económica del país.
Entre 1950 y 1970 México alcanzó el doble de su población, por lo que la demanda para abastecer de vivienda a las familias mexicanas se elevó considerablemente. Este suceso histórico de nuestro país, desembocó en promover el pago de impuestos para los trabajadores, generando de este modo fondos para un sistema de préstamo para obtener una casa. Fue en el año de 1972 que nace el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
En el año de 1985 México sufrió el terremoto más devastador de su historia, en el que 33 mil personas perdieron sus casas y dos 831 edificios fueron dañados, incluyendo la pérdida de tres edificios de uno de los proyectos urbanos más importantes del siglo XX diseñado por el arquitecto Mario Pani, el Conjunto Habitacional Nonoalco Tlatelolco. Esta catástrofe impacto negativamente en la construcción de vivienda social a gran escala y en altura (Sánchez Corral, 2012).
Fue en la década de los años noventa que la crisis por la construcción de vivienda social dio fin a los principales organismos encargados de ella, abriendo camino a constructoras privadas.
En el año de 1994 la crisis económica puso en quiebra a la mayoría de las constructoras privadas. Solo algunas resistieron, entre ellas Casas GEO y Consorcios ARA, empresas que monopolizaron por casi dos décadas la construcción de vivienda social y que al día de hoy son los responsables del abandono de vivienda y de tremendos problemas urbanos y sociales que, acorde al Inegi, en el año 2010 era del 19.7%; en un estudio realizado en el año 2020 aumentó al 19.8%, lo que significa un total de seis millones 155 mil 682 viviendas abandonadas.