Oscar trabaja desde entonces en el transporte.
Cuando cursaba el quinto semestre de la licenciatura en biología, Oscar Castrejón Rosales tuvo que dejar sus estudios y comenzar a trabajar para ayudar a su familia con los gastos de la casa, tras el fallecimiento de su padre.
“Estaba en séptimo semestre de biología, pero por una enfermedad de mi padre tuve que abandonar mis estudios. Enfermó de cáncer y así estuvo durante cinco años, y cuando falleció, mi familia tenía deudas, así que decidí dejar la escuela para trabajar y ayudar a pagarlas”, relató Oscar Castrejón Rosales, cuya trayectoria al volante es de 33 años.
Tiempo después -refirió- intentó retomar sus estudios, pero fue complicado, ya que su familia tenía otros gastos, por lo que desde hace 33 años conduce una unidad del transporte público.
Aunque Oscar no tuvo la oportunidad de terminar su carrera profesional, dijo que está agradecido con esta labor, pues sólo así pudo dar estudios a sus hijas; una es arquitecta y la otra bióloga.
“Hubiera querido acabar mi carrera de biólogo, pero acabé aquí en la ruta y también digo que es una bendición de Dios, porque de aquí le he dado estudio a mis hijas; tengo un hogar y Dios me ha bendecido mucho”, comentó.
Afirmó que todavía tiene fuerzas para mantenerse en este oficio, aunque está consciente de que cuando sus reflejos fallen tendrá que dejar el volante para evitar sufrir algún accidente.