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La vanguardia de la edición mexicana incluye una serie de personajes, más creativos que técnicos, que apuestan por el libro como un medio disruptivo de comunicación, para diversos objetivos, entre ellos la posibilidad de una vida digna. Se manejan, con base en costos, ventas, utilidades, administración, marketing hormiga y capitales fluctuantes, pero con un toque más artístico. Son los editores libres, mal llamados independientes, de los que daré mi fe y mi testimonio, pero antes me detendré en algunas aclaraciones necesarias.
Hacer libros por la libre cuenta con vastos argumentos. Comencemos con que la informalidad implica beneficios (o falsos beneficios), como no declarar al SAT ni emitir facturas; el dinero en efectivo siempre es seductor y la libertad de terminar un producto y salir a venderlo es satisfactorio, en especial, porque dicha cosa cuenta con un prestigio social elevado. Quizás no te hace sentido, por tus privilegios, pero en un país donde 43.9% de la población es pobre (55.7 millones de personas) (Coneval, 2020) y donde el comercio informal se eleva a 56% de los trabajadores (Cullell, 2021), más que tendencia, la informalidad parece costumbre nacional y el comercio del libro no se libra de ello.
Otro punto importante es que se trata de proyectos personales, de editoriales o sellos de autor. Digamos que Pedro Domínguez decide hacer libros: inventa Ediciones Domínguez, hace libros y algo de fama y fortuna. No quiere saber de las reglas de otros, busca dejar una huella (impronta dicen los sabios), trascender personalmente; hay un gran ego aquí, sin duda, aunque un ego en acción. Ediciones Domínguez puede sobrevivir mediante estrategias orgánicas, casi salvajes, pero mantenerse en pie durante décadas. Quizás algún día evolucione a empresa, con registro de marca y todo lo legal, pero no se sabe, pues dos de las realidades de estos sellos son la indefinición y la duda: no se sabe hasta dónde se llegará con algo que era más un proyecto pequeño y que terminó siendo algo con cierto impacto social. Los editores libres se encuentran en estado salvaje en la sabana bibliológica.
A veces hay un propósito estético, como el caso de muchos sellos que hacen libros arte-objeto, piezas elaboradas con materiales no tradicionales, como lija, tela, tornillos u otros. Aquí prevalecen la experimentación, las obras derivadas, la búsqueda de un estilo propio antes de crear la obra definitiva, aunque también la vaguedad de principios y la casi nula estabilidad económica.
Otro aspecto es que en todo libro o edición hay una postura política. En lo mal llamado independiente, que llamo libre, hay ejemplos donde este discurso es más evidente, como en las cartoneras, que con pastas de cartón pintadas a mano ofrecen obras libres de todo —muchas veces también de buen gusto—, de mano en mano, con precios y ventas irregulares, pero constantes. Hay sellos que con base en el copyleft y las licencias Creative Commons hacen catálogos efímeros, pero útiles en alguna medida, como pasa con ciertos libros de autoras del feminismo, que de este modo pueden llegar a lectores a precios bajos.
También se llega a la edición libre por otras razones: gestores que vieron una oportunidad, autores que hallaron un nicho, colectivos que evolucionaron, escuelas que aprovechan las condiciones y hasta los que están hartos de lo tradicional y prefieren irse por la libre, como el caso de Mario Bellatin.
Casi olvido decir que la edición libre se ahorra, en conjunto, muchos trámites, la burocracia, las facturas y las opiniones de cumplimiento, las auditorías y los embargos, las licencias y los seguros, la trituración y las multas, los remates y los despidos, las demandas y los litigios, los grandes robos y el plagio, el ser políticamente correcto y la hipocresía, la banalidad en cierta medida y las declaraciones de impuestos, la falsa adulación y la creencia de que el mundo estaba esperando que llegaras a darle orden y estructura.
Referencias
Coneval. Coneval.org.mx. 2020. www.coneval.org.mx.
Cullell, J. M. «La informalidad laboral en México vuelve a los niveles anteriores a la pandemia.» El País, 25 octubre 2021.
*Fragmento de Libros por la libre. Edición sin isbn ni consignación a librerías: el otro lado del mercado (26 páginas), en Quehacer Editorial 23, de 2024. Disponible en: https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-2098669505-quehacer-editorial-23-_JM
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