Sociedad

Enojado o feliz


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Enojado o feliz


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Estaba pensando en escribir sobre el Día del Hombre —celebración, conmemoración reclamación—, pero no, para mí aún no es tiempo, quizás el próximo año. Hablaré de algo que puede ser relativo al tema. Veamos.

¿Qué es mejor para escribir: hacerlo enojado o estando feliz? La respuesta es fácil: en mi experiencia, el enojo es uno de los mejores motivadores para crear, pero también para hacer muchas otras cosas: dar clases, hacer ejercicio, bailar, limpiar la casa, diseñar libros, observar, planear o dar conferencias.

Sí, suena raro, pero lo afirmo y quizás tú mismo/a lo pienses —o estés de acuerdo— y acaso tengas ejemplos: piénsalo: ¿cuándo ganaste más dinero?, ¿cómo saliste mejor librado de las crisis y deudas?, ¿cuál era tu ánimo antes de alcanzar una meta?

La felicidad es un anhelo. Puede definirse como un estado —por un corto periodo— cuando un extraño equilibrio de euforia y calma te serenan y te conmueven hasta las lágrimas; o bien puede tratarse de un estado permanente alcanzado por personas algo iluminadas; y muchas otras veces más bien se trata de una hipocresía disfrazada de paz interior.

¿Se puede escribir feliz? Claro. Por supuesto. Siempre. Si la felicidad existe —la dicha, la consumada complacencia— es un estado más bien de contemplación y serenidad, es decir, menos de acción y puje. No es que uno muera al ser feliz, sino que baja su intensidad vital. Ni bueno, ni malo, así lo creo y quizás coincidas conmigo, o no, pues ya cada quien.

No es que la felicidad sea algo inútil para nosotros los artistas, debe tener sus buenas utilidades, la primera de las cuales será ofrecer a quien la disfruta un buen estado de ánimo, un ciclo de sentimientos equilibrados, una cotidianidad constante y serena, una satisfacción de los deseos, o una consumación de los anhelos.

En general, la felicidad es recomendable, a menos de que implique la infelicidad o la tragedia ajenas; pero digamos la felicidad propia, alcanzada por medios propicios y con fines óptimos, sí es algo bello, hasta envidiable. Para algunos escritores, ser felices es sinónimo de ya no escribir, lo que se entiende si su motor eran solo sus sombras.

Otros al alcanzar su paz interior y exterior se volverán autores de libros aburridos, sosos, repetitivos, predecibles y pazguatos. Y hay, por esto mismo, escritores que parecen haber nacido felices y vivir en plenitud constante. ¡Qué envidia!

La cólera es un buen motor para la creatividad: sus variables —en el mismo campo semántico— también lo son: el dolor, el rencor, la ira, la rabia, el enojo, la bilis negra, el deseo de venganza, etcétera, son incomparables y eficientes fertilizantes para escribir.

Lo son igual que cualquier sentimiento o emoción desbordada, como el amor y la euforia sexual, dos de los principales temas de la literatura a lo largo de la historia. Amar, para muchos, es matar o morir —recordemos a Joaquín Sabina—; como sea, es pasión —baja o alta—, y toda pasión es… acción.

Y toda acción es historia. Y toda historia es susceptible de ser contada. Y todo cuento es literatura. Y toda literatura es arte. Y todo arte conmueve y es humanista. Es la pasión de lo que da cuenta la escritura y el enojo es eso, una gran pasión. Y la felicidad un paradójico antónimo.

El enojo puede derivarse de injusticia, violencia, traición, abuso, dolor, melancolía, abandono, exceso, ignorancia, mentira, o lo que sea, pero siempre contará con un alto grado de intensidad —o no es enojo—, por eso es un excelente aliciente para crear. Vivir enojado por siempre es la muerte, mientras que reconocer el enojo y sublimarlo escribiendo es sanador.

Aquí mi anécdota: en un largo periodo de enojo comencé muchas historias —libros—, con la rabia y el sufrimiento que vivía. Algunas las terminé y ya están publicadas. Otras muchas siguen ahí, como borradores esperando que las termine, lo que voy haciendo en este periodo de felicidad presente, porque aún tengo mucho que contar de aquello.

También escribo desde la felicidad, pues ambos polos me inspiran, aunque en diferente grado o dirección. Quiero contarlo todo: luz y sombra, hoy y ayer, enojo y calma, lo que fui y lo que seré. ¿Y tú cómo te encuentras hoy?

#danielzetinaescritor #unescritorenproblemas #vivirdelarte

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Daniel Zetina

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