Ya se han comenzado a tender los puentes con la Legislatura local a fin de que el Jefe del Poder Ejecutivo pueda asistir al Pleno del Congreso local a dar lectura por lo menos a un mensaje político en torno al caso, ya que el gusta de este tipo de protocolos, ausentes desde tiempos de Jorge Carrillo Olea.
Se recordará que tanto a nivel de presidencia de la república como de las gubernaturas, la ley obligaba a los mandatarios a ir al Pleno del Legislativo a cumplir con su obligación de informar a sus gobernados, pero la aparición de inconvenientes como las protestas colectivas, y la posición muchas veces de confrontación de los mismos diputados, locales o federales, llevó a eliminar dicho requisito para posibilitar que los informes fueran enviados ( generalmente por el secretario de Gobernación en el caso de la Presidencia, y de Gobierno, en caso los estados) para su lectura y análisis.
La norma sigue siendo la misma, es decir, Ramírez Garrido tiene la posibilidad de elegir presentarse al pleno o enviar el documento, pero por lo que vemos, su posición es ir y de manera directa escuchar el sentimiento de cada uno de aquellos representantes populares que quieran tomar la palabra para pedir aclaraciones o explicaciones sobre el caso.
La historia en torno al ex gobernador Jorge Carrillo la conocemos: cuando el ambiente socio político se complicó, buscó la manera de evitar dificultades y se logró modificar la ley para que no tuviera que ir a recibir cuestionamientos. En lo sucesivo, los siguientes gobernadores mantuvieron posiciones distintas, es decir, si al llegar el momento de dar el informe las condiciones aconsejaban asistir, lo hacían, pero si la cosa andaba difíciles, lo enviaban por escrito.
Todavía Sergio Estrada acudió dos o tres veces de manera personal. Marco Antonio Adame Castillo prefirió no presentarse, porque además era algo temeroso y no le gustaba la crítica y la confrontación, de ahí que hiciera uso de sus facultades para omitir su concurrencia.
Pero el actual mandatario gusta incluso del debate público y sin que tuviera la obligación de hacerlo, rindió un informe previo en octubre, cuando se cumplió el año de mandato, pero este que viene sí es ineludible y ya los preparativos en todos los sentidos se vienen haciendo.
Desde hace mucho, la concentración de información es un asunto que ocupa a los secretarios de despacho, porque hacían falta algunos complementos y agregados que, tenemos entendido, están listos.
El 2013 ha sido uno de los años más problemáticos en materia de resultados de gobierno, lo mismo a nivel federal, estatal o de los municipios. La insuficiencia de recursos permeó la mayor parte de este tiempo. La administración, seguramente, hará énfasis en logros como la beca salario universal. A estas alturas ya estará en condiciones de dar algunas estadísticas respecto a los efectos que tuvo para disminuir la deserción escolar, medir los alcances en la búsqueda de sacar de las calles a adolescentes y adultos y llevarlos a la escuela, contrarrestando el reclutamiento del crimen organizado.
Igualmente se ponderará el caso del programa de mujeres emprendedoras, recursos orientados a apoyar a madres solteras para que pudieran tener márgenes para ofrecer a sus hijos posibilidades de estudio, es decir, también en el intento del rescate del tejido social, tan resquebrajado en estos tiempos.
Mucho énfasis deberá poner en torno a la lucha contra la delincuencia. De hecho será el rubro en el que más abunde, porque esa ha sido la preocupación social más lastimosa. Es seguro que veremos estadísticas respecto al comportamiento del secuestro, las ejecuciones por enfrentamiento de cárteles de la droga, el robo de autos y todos los delitos de alto impacto que han cimbrado a la entidad desde mediados del 2008.
Es decir, hay rubros de interés en los cuales la ciudadanía estará atenta para ir midiendo los alcances de la lucha y valorar las posibilidades de que Ramírez Garrido vaya cumpliendo la promesa de tranquilizar a la entidad a sus 18 meses de ejercicio al frente de la gubernatura.
Es pues la primera rendición de cuentas de su sexenio, del cual ya restan menos de cinco años y que deberá comenzar a ofrecer escenarios más bondadosos para los morelenses, porque aún no se da una recuperación significativa luego de la recesión de hace dos o tres años.
El actual debe ser un año más prometedor, ya viene el acompañamiento del gobierno federal y en breve deberán iniciar inversiones de mucho alcance, como la autopista Siglo XXI y el segundo piso en el libramiento de Cuernavaca. La termoeléctrica y el gasoducto enfrentan dificultades por resistencia de sectores sociales, pero como sea, las obras van avanzando, también la ampliación a cuatro carriles de la autopista en el tramo la Pera-Oacalco. Es decir, ya hacia adelante se vislumbra un futuro menos complicado, porque por lo menos se han sentado las bases para la ejecución de proyectos de añeja planeación.
Pero volviendo al tema del primer informe, hay en el Poder Legislativo algunos diputados que no quieren permitir que el gobernador concurra a enviar algún mensaje político en torno a la rendición de cuentas. En esos jaloneos nos encontramos en este momento, es parte de la polémica muy característica y normal de estos tiempos de alternancia y pluralidad. Lo mejor es que los poderes públicos muestren a la sociedad que hay voluntad para trabajar juntos y en armonía, la confrontación política es lo que ha llevado a tantos errores y fracasos que nos tienen hoy con el agua al cuello.