El presidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia (Aepaf), Moisés Barrera Cabrera, manifestó que la agrupación está en toda la disposición de acatar las leyes y normas vigentes en la materia, y a su vez trabajar con los comités escolares para sensibilizarlos sobre la necesidad de nutrir a los hijos y prevenir enfermedades como la diabetes.
“Sabemos que será complicado, habrá resistencias y el cambio no se da de la noche a la mañana, además, los cambios deben ir acompañados con acciones en la escuela y en la casa, para que tenga resultados la prevención de la obesidad y otras enfermedades”.
Planteó que de la misma manera en la que exigen respetar la legislación para erradicar la obligatoriedad de las cuotas escolares, los padres tendrán que acatar los lineamientos en cuanto a los alimentos y bebidas que pueden ser comercializados dentro y en los alrededores de las escuelas.
“Tenemos que entender que debemos cuidar la salud de nuestros niños, si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?”, expuso, al considerar que se debe impulsar un cambio cultural en los jefes del hogar, al igual que a los maestros y directores, quienes están muy involucrados en las cooperativas.
Manifestó que las autoridades educativas se deben comprometer a aplicar sanciones a los docentes que se involucren en actividades irregulares. Señaló que en teoría se trata de cooperativas escolares, ya que lo que se recauda de esas ventas se devuelve a los niños al final de cada curso, pero aseguró que eso sucede en algunas escuelas en las que los maestros son honestos, por lo que advirtió que en muchas otras “ellos se quedan el dinero y ese es un problema que yo debo abordar con la directora del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), Marina Aragón Celis, para que también se dé cumplimiento a la ley de cooperativas y que el dinero se entregue a los estudiantes”.
Consideró que no tendría por qué haber pérdida o disminución de dinero por el cambio de alimentación, porque se podría vender productos más sanos y conservar el nivel de ingreso. Por otra parte, insistió en que el impacto en muchos centros educativos sólo afectaría a esos directores que han vuelto las cooperativas en un negocio personal, con ganancias para unos cuantos, que no se reflejan en el bienestar de la comunidad escolar.