Incluso, abundó: “venimos desarrollando una serie de reuniones por regiones y ejidos para establecer fechas convenientes para el arranque del ciclo, porque primero deberá comenzarse en la parte norte del estado, donde se cuenta con más humedad y al final la región sur, con más problemas de sequía”.
Hay en distribución un calendario para los campesinos, en el que se aconseja iniciar las siembras a finales de junio, pero sin ir más allá del 15 de julio, porque entonces tampoco resultaría, la maduración de los productos se puede dar a destiempo y esto significa pérdidas y siniestro.
De todos modos, manifestó Pastrana Gómez, se tienen aseguradas 32 mil hectáreas en maíz y sorgo, que son los dos conceptos más extensos en este ciclo, a pesar de ello no se pueden garantizar resultados por las bajas precipitaciones pronosticadas.
Recordó que el año anterior, a pesar de un retraso considerable en el temporal, se alcanzaron objetivos en lo que se refiere a los volúmenes de producción. “No hubo desastres totales y hoy estamos más preparados para sortear la situación, los márgenes de pérdida tendrán que ser menores”.
Y recordó que este periodo es fundamental para diversas ramas de la actividad agropecuaria, no sólo se trata de garantizar alimentos suficientes para el consumo humano estatal, de este depende el abastecimiento de insumos para la ganadería que es base económica de muchas familias al sur de la entidad.