El pasado 22 de enero fue publicado en el Periódico Oficial “Tierra y Libertad” el acuerdo del ayuntamiento capitalino, por el cual declaró las “Barrancas Urbanas de Cuernavaca” como zona natural protegida.
La zona protegida comprende las barrancas de Ahuatlán, Atzingo, Chalchihuapan, Salto-Chico, San Antón, San Pedro, el Tecolote y Tzompantle, y abarca una superficie aproximada de 369.95 hectáreas.
La zona de amortiguamiento tendrá una superficie de 322.50103 hectáreas y su función principal será orientada a las actividades de aprovechamiento sustentable.
Según el acuerdo, el Comité de Ordenamiento Ecológico del Territorio de Cuernavaca, avaló técnicamente la declaratoria de la zona de conservación denominada “Barrancas Urbanas”.
Las barrancas son zonas de captación de agua de lluvia, abastecen el acuífero de la ciudad de Cuernavaca y alimenta numerosos cuerpos de agua en los estados de Morelos y Guerrero.
Además son áreas consideradas de gran importancia por concentrar una gran biodiversidad y ecosistemas como bosque de pino, de encino y bosque de “carpinus”, así como manchones de pastizales naturales que constituyen ecosistemas prioritarios para la conservación de la flora y fauna.
Sin embargo, en los últimos años por la falta de planes de manejo, el crecimiento de los asentamientos humanos y la contaminación, las especies de flora y fauna en las barrancas se han visto afectadas y desplazadas, afectando gravemente al ecosistema.
Por esta razón, el ayuntamiento de Cuernavaca consideró relevante declarar la zona de conservación y con ello contribuir a detener su deterioro y frenar la extensión de la mancha urbana, dando así cumplimiento al Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial Municipal.
Derivado de la declaratoria, las construcciones, ampliaciones y en general cualquier obra permanente o provisional que se realice en la zona natural protegida, se apegará a lo dispuesto en el Reglamento del Consejo de Vigilancia que al efecto se emita.
Se permitirá la construcción de instalaciones para el desarrollo de servicios de apoyo al turismo, a la investigación y monitoreo del ambiente, y la educación ambiental, congruentes con los propósitos de protección y manejo de cada área natural protegida.