Este “tarahumara” morelense es de oficio herrero, originario de Oaxtepec, y por su trayectoria parecería que toda su vida se hubiera dedicado al atletismo, pero no.

“Yo jugué futbol soccer, ese fue mi deporte, pero no destaqué de manera profesional, incluso muchas veces me molesté con los corredores porque cuando yo iba al trabajo en el autobús, muchas veces paraban el tránsito para que ellos pasaran. ¿Qué no tienen otra cosa qué hacer? Me preguntaba”.

Adolfo platica cómo en 2005, cuando él tenía 65 años, venía en un camión y escuchó a unos muchachos que se iban a inscribir a una carrera, platicaban muy entusiasmados y eso lo motivó a él. Los siguió para ver dónde era, se bajó con ellos y sin pensarlo dos veces se anotó. Le cobraron la mitad, por ser originario de Oaxtepec. Muy contento, llegó a su casa y comunicó a su familia que iba a participar en una carrera, se sorprendieron, pero prometieron que lo apoyarían.

Foto: Máximo Cerdio

El día de la carrera varios miembros de su familia le fueron a echar porras y lo vieron partir, pero como pensaron que tardaría horas en acabar la carrera, se fueron a desayunar; tardaron poco más de hora y media y regresaron a verlo atravesar la meta, nunca lo vieron llegar.

A Romano Hernández le llevó 59 minutos acabar la carrera, pero como no vio a su familia, se regresó a su casa solo.

“No entrené nada, nada más me metí a la competencia. No gané nada esa vez, pero sí me sentí orgulloso de haber llegado antes que muchos jóvenes y corredores que ya habían participado en otras competencias”.

Para mantenerse en forma trabaja con su entrenador. Corre de 10 a 15 kilómetros seis días a la semana, hace caminatas, por ejemplo, al Iztaccíhuatl, y tres días antes de las competencias cuida más su alimentación: Desayuna cosas ligeras como frutas, y hace comidas con poca grasa.Adolfo es muy disciplinado y él cree que en eso radica la clave de su éxito.“También me hago un electrocardiograma y si el médico me autoriza a participar me apunto. Hasta ahora sólo tengo hipertensión, pero esta enfermedad no me causa problemas, está controlada”, expone.

En el momento de las competencias Adolfo llega muy relajado, entrenó bien, se alimentó bien, su cuerpo está saludable y está en perfectas condiciones para competir. “Yo conozco a algunos corredores que participan con regularidad en las competencias, pero siempre hay uno nuevo y ése nuevo me puede ganar, pero eso yo no me concentro en los demás sino en mí mismo, en mi cuerpo y en mi mente. Mi objetivo es la meta y no me detengo hasta llegar a ella”, explicó.

También dio a conocer que los premios en las carreras, maratones y medios maratones para los adultos mayores no son muy altos, son mínimos comparados con los de las personas jóvenes. “Pero al menos yo no corro por los premios, sino por mantenerme saludable, porque mi familia y mis amigos se sientan orgullosos de mí; así le podemosdecir a los demás que podemos hacer grandes cosas a pesar de nuestra edad, que todavía servimos para algo”.

Romano Hernández reconoció que los gobiernos discriminan las actividades de los adultos mayores, a los que les brindan pocos espacios para recreación, para el deporte, que los reconocimientos por los esfuerzos a veces sólo se reducen a un papel y en ocasiones ni eso les dan.

Hizo un llamado a la Federación de Atletismo para que actualice sus convocatorias y reglamentos e incluya categorías de 60 a 65, de 70 a 75, de 75 a 80, y así. No sólo de “50 y más o 60 y más”. De igual modo debe haber equidad en los premios: “Nosotros los adultos mayores hacemos más esfuerzo que los jóvenes y necesitamos que al menos actualicen los premios para los primeros lugares”.

Los riesgos en estas carreras para un adulto mayor son más altos porque muchos tienen presión arterial alta y el ejercicio los puede afectar; se pueden marear y pueden caer y lesionarse. Adolfo dice, sonriendo, que hay otro riesgo al que deben enfrentarse los “viejitos”:

“Un día iba yo en una competencia corriendo, jalé aire y escupí, pero con la saliva se fueron mis placas y cayeron unos pasos adelante. Yo seguí corriendo, di dos o tres zancadas más y, sin parar, recogí mis dientes y terminé la carrera con ellos en la mano. Hay que echarles pegamento y tener cuidado cuando uno escupe en una carrera”.

Adolfo Romano Hernández es miembro del Club de Caminantes de Zacatepec, una organización cuyos integrantes tienen más de 60 años y se ocupa de realizar intercambios de experiencias en los ámbitos deportivos, ecológicos y culturales. El Club de Caminantes apoya a Adolfo y los acompaña en todas sus competencias.