Jojutla.- La información que tienen las autoridades de procuración de justicia de personas desaparecidas es inconexa, entre ellos no se comunican, por ello, se requiere crear una base de datos nacional para que quienes buscan a personas desaparecidas puedan encontrarlas, afirmó Valentina Peralta Puga,

coordinadora de la red eslabones por los derechos humanos.

Entrevistada unas horas después de que comenzó ayer la exhumación de cuerpos de la fosa de Jojutla, en donde se presume existen por lo menos 35 personas enterradas, Peralta Puga destacó que hace falta ordenar la información y tener una base de datos con información completa de las personas desaparecidas, para poder devolverlas a sus familiares.

“Mi muestra es Tetelcingo, donde personas que habían sido encontradas el mismo día de su desaparición, han tenido que esperar años para que puedan dar con sus familiares, porque simplemente no han hecho ni siquiera el cruce básico de información de un estado  a otro, ni en el mismo estado, para decir estoy buscando a éste y ya lo encontré”.

Refirió que en otro caso, una familia que estuvo buscando por cinco años a su familiar y ya lo habían encontrado en las fosas de San Fernando, a los diez días de su desaparición, tardaron cinco años en recuperarlo.

“Es un gran problema la desorganización documental y de información que está dentro de las instituciones, no lo han tomado como una columna vertebral para que haya un nicho de información, que ahí vacíe toda la información, que ahí se hagan todos los cruces. Ahora no hay pretexto, con todos los programas que hay en computación y todo eso sería pan comido. Nada más necesitan voluntad para hacerlo y no lo han hecho”.

Comentó que los restos de una persona desaparecida, pueden ser encontrados en un estado totalmente distinto al lugar de origen o al lugar que iban de destino, por lo que no hay un patrón confiable, se necesita que todos los gobiernos estatales y el federal confluyan en una gran base de datos.

“Esperamos que ahora que se autorice la ley de personas desaparecidas, tenga realmente ese sistema nacional de búsqueda, pues si aquí, con una distancia de 20 kilómetros, no se pudo decir a una familia que a las pocas horas de su desaparición (el cuerpo) estaba aquí, sino que pasaron cuatro años (para recuperar los restos), qué podemos esperar si desaparece en un estado lejano. Es muy importante decir eso, el gran vacío es la desarticulación informativa que hay entre las instituciones”.

Alrededor de las ocho de la mañana de ayer, comenzaron los trabajos de exhumación e identificación de los cuerpos enterrados en la fosa común ubicada en el panteón “nuevo” de Jojutla, ubicado en la colonia Pedro Amaro.

En el proceso participan diversas instituciones y organismos defensores de los derechos humanos.

Hasta la tarde de ayer, se habían encontrado fragmentos óseos, antes de llegar a la cama principal, aunque todavía se desconocía a qué corresponden.

Alrededor de 50 familiares de personas desaparecidas, llegaron al lugar con la esperanza de saber si estaba ahí su ser querido.

Rosa Isela Sotelo Zúñiga, mamá de Yamilé Sinahí Silahua Sotelo, desaparecida el 11 de enero de 2016 en Tlaltizapán, manifestó si inquietud por localizar a su hija, entonces de 11 años.

“Yo quiero localizar a mi hija del modo que sea, yo quisiera encontrarla viva, pero estamos aquí para descartar posibilidades de que esté aquí”.

Dijo que a más de un año de buscarla, no tiene paz ni consuelo. “Quiere uno estar ya bien, ya tener una respuesta del modo que sea. Desgraciadamente estamos viviendo una situación así. Todavía no tengo respuesta de ningún tipo y esto se suma al dolor de más personas que buscamos una respuesta del modo que sea”.

Consuelo Gómez Juárez y su esposo Felipe Laiz Ramos, también narraron la angustia de no saber nada de su hijo Francisco Laiz Gómez, desparecido el 13 de febrero de 2012 en Jojutla.

Tenía 17 años cuando desapareció, en la calle Bocanegra de la colonia Pedro Amaro de Jojutla.

“Hasta ahorita no hemos sabido nada de su paradero, hemos buscado, hemos buscado donde quiera. Nos hemos ido a todas partes, hemos ido con las autoridades, han ido a decirnos algunas cosas cuando se trata de búsqueda de cadáveres o así algo, pero no lo hemos encontrado”.

Llegaron al lugar para aportar su muestra genética y pueda ser comparada con los cadáveres que están en la fosa común.

“El día que despareció, se nos acabó el gas, hizo un té de hojas de limón y se salió y dijo ‘me voy a llevar aunque sea un pancito, voy a la calle’. Y pues no lo seguimos y de ahí desapareció el muchacho y no hemos dado con su paradero”.

Su mamá reconoció que padecía de epilepsia, que le provocaba convulsiones.

“Le estaban dando su medicamento y pues no lo cargaba ese día, a lo mejor le dio fuerte, se mareó, podría decir que perdió su razón y se echó a caminar o no sabemos por qué desapareció”.

Ambos se dijeron resignados a lo que pudiera haber pasado, pero no tendrán tranquilidad hasta que lo encuentren.

“Nosotros lo hemos buscado en donde quiera y en muchas partes, tenemos la esperanza de que si él está vivo, que Dios quiera. Pues bien, y si no, de todos modos, como Dios nos lo quiera mandar, nos conformamos, por eso venimos a este lugar para ver si lo encontramos”.