Dos mujeres de la región, una de Tlaquiltenango, y otra de Tlaltizapán, son seleccionadas en el programa.
Zona sur.- Dos de los tres ganadores de la convocatoria “Tesoros Humanos Vivos Morelos 2024” fueron mujeres de la región sur. Una mujer curandera tradicional de Tlaquiltenango, y una promotora de la danza de los tecuanes de Tlaltizapán.
Se trata de Elena Díaz Ariza, de 73 años, originaria de la comunidad de Xicatlacota, municipio de Tlaquiltenango, herbolaria, curandera y partera tradicional desde hace 48 años, integrante de la organización de Curanderas y Parteras Tradicionales del Estado de Morelos.
Y de Erasmo Rita Pineda, de 87 años, originario de Guerrero y residente del municipio de Tlaltizapán, quien se ha dedicado a enseñar y transmitir la historia y danza de Los Tecuanes, además de crear y reproducir la música que acompaña esta danza.
Completa la lista Benigno López, músico del municipio de Santa María Ahuacatitlán, de 99 años de edad, bajista desde hace 85 años, quien es salvaguarda y promotor de la “Danza de los Huehuenches” y reconocido huesero en la región.
La Dirección General de Promoción Cultural para la Paz, Atención a Públicos Específicos y Patrimonio, con el respaldo del programa de Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC 2024), dio a conocer los resultados de la convocatoria “Tesoros Humanos Vivos Morelos 2024”.
Esta iniciativa tiene como objetivo visibilizar a las mujeres y hombres que preservan la herencia y las prácticas culturales identitarias de sus comunidades, contribuyendo al reconocimiento y difusión del patrimonio inmaterial y la diversidad cultural en la entidad.
Sobre el proceso de selección, Eleonora Isunza Gutiérrez, directora general de Promoción Cultural para la Paz, Atención a Públicos Específicos y Patrimonio, señaló que la postulación destacó a 11 personas de 70 años o más, de diferentes comunidades, grupos, organizaciones de la sociedad civil y colectivos, perfiles que fueron valorados por un jurado compuesto por especialistas que seleccionó a aquellas personas cuya trayectoria de vida demuestra un profundo arraigo en las tradiciones culturales del estado, así como un compromiso en mantener viva una expresión cultural representativa o en salvaguardar conocimientos comunitarios en riesgo de desaparecer.
Los reconocimientos incluyen un estímulo económico y el compromiso de los galardonados para realizar actividades de transmisión de saberes, tales como: talleres, conversatorios o dinámicas que ellos mismos propongan.