A unos días de haberse presentado esta situación -que se presenta generalmente en diciembre, pero ahora se retrasó- el secretario ejecutivo de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Juan Carlos Valencia Vargas, aseguró que se trata de un proceso natural y no se debe a problemas de contaminación. “Es un fenómeno natural de depuración que se conoce como inversión o vuelco térmico y sucede cuando la temperatura que hay en la superficie del lago, se iguala con la que hay en el fondo; tras esto, toda la materia orgánica que se acumula durante el año sale a la superficie, provocando una reducción considerable de oxígeno en el agua y trayendo como consecuencia la mortandad de los peces”, precisó.
Reconoció que existe un olor a azufre, pero se debe a la presencia de sólidos suspendidos y disueltos en la superficie.
Por su parte, el ayudante de Tequesquitengo, Miguel Ángel Díaz López, comentó que a pesar del intenso olor, no ha afectado al turismo. “Les explicamos a los turistas y visitantes que es buena esta situación, porque se limpia toda la laguna”.
Más aún, dijo, los lugareños aprovechan que los peces y los langostinos “se atontan” con esta situación y los atrapan más fácilmente para consumirlos. Aclaró que no causan ningún problema a la salud.
Por su parte, Jaime García, prestador de servicios en el lago, comentó que anteriormente la mortandad de peces era perjudicial porque la gente no sabía de qué se trataba, pero ahora se explica que se trata de una depuración del lago. “La gente empieza ya a entender cómo es este fenómeno y ahora hasta viene a ver cómo sucede”.
Dijo que este año, esta circunstancia ya está por terminarse en los próximos días.