En un encuentro con medios de comunicación de esta zona, la mañana de ayer, el aspirante reconoció falta de unidad, necesidad de nuevos liderazgos y dominio de los mismos grupos al interior.
“Ya no debemos engañarnos cada tres años. Ya nunca más ni parientes, familiares, hijos, pareja y compadrazgos y un amiguismo sin sentido, nada más por oportunismo electoral”, admitió.
También reconoció que no se ha escuchado a la gente y sin el apoyo de la misma, ninguna organización puede obtener resultados.
En relación con la elección de la nueva directiva, mencionó que en estos momentos se ha retrasado porque está pendiente de resolver la situación de la anterior directiva, encabezada por Manuel Martínez Garrigós, cuyo proceso, que están en los tribunales, no saben cuánto tiempo se llevará, y posteriormente se realizará la renovación municipal y estatal.
Interrogado acerca de su perfil, dijo tener una formación educativa y personal en Morelos, dedicarse a “hacer política” y haber laborado en el ejercicio del derecho, durante 22 años en el Congreso federal.
Aceptó que fue candidato de una alianza de la izquierda progresista, de lo que no abundó mucho, sólo dijo que eso fue “en el año 2000”.
Confesó que si no gana la dirigencia, a pesar de que sean los mismos que critica quienes obtengan la dirigencia, no se saldrá de ese partido y si gana, no sera mesías, ni tiene varita mágica para dar lo que no tiene.
Enfatizó que la actual dirigencia provisional del tricolor pensaba que no pasaba nada al interior, pero ya vieron que no es así, y criticó que los anteriores dirigentes priistas no hayan respetado su palabra, de no buscar un cargo de elección popular cuando así lo habían prometido. “Hubo un compromiso que no se cumplió, no hay respeto a la palabra”.