También la historia sagrada registra algunos impuestos: “… dad al Cesar lo que es del Cesar…”.Algunos impuestos resultan hoy absurdos como el decretado por Pedro El Grande: pagar impuesto por tener barba. Los impuestos, como toda actividad humana, evolucionan junto con la sociedad en la que se desarrollan. Se adaptan y se aplican en función de su tiempo y de la forma de las relaciones sociales y económicas: en tiempos de paz son unos y en tiempos de guerra aparecen otros; vencedores unos, derrotados otros se ejercen tributos de conquista, aun hoy. En tiempos de crisis económicas se implementan unos, se modifican otros.
Para el caso de México, los impuestos se aplicaron desde los tiempos prehispánicos, entendidos como los tributos que pagaron los pueblos sometidos a sus opresores. Desde el año 830 D. C. en que comenzaron a salir de Aztlán las siete tribus nahuatlacas y hasta el año de 1190 en que terminaron de asentarse todas ellas en el Valle de México, lago de Texcoco, parte de Morelos y otras regiones circunvecinas, el tributo fue la forma de acumulación económica que el grupo dominante ejerció sobre el débil. Los tributos que se pagaban eran desde plumas de aves, granos, mantas, tinturas, leña, jícaras, escudos de guerra, hasta jóvenes y doncellas para el sacrificio. En la sociedad prehispánica no había moneda como la conocemos hoy.
Los españoles trajeron consigo la moneda como vehículo de transacción comercial y esto facilitó la recaudación, puesto que no era fácil transportar por mar todos los productos, ni el uso de otros era necesario para los españoles.
Después de la Revolución, el Estado se robustece en gran medida con los impuestos aplicados. Es hasta 1921 en que se crea la Ley del Centenario del 20 de julio de 1921. Éste era un impuesto federal extraordinario y pagadero por una sola vez sobre los ingresos o ganancias particulares. El 21 de febrero de 1924 se publica la Ley para la Recaudación de los Impuestos Establecidos en la Ley de Ingresos Vigente sobre Sueldos, Salarios, Emolumentos, Honorarios y Utilidades de las Empresas, y significó mayor recaudación para el estado. Esta ley enfrentó una férrea oposición por parte de los grupos empresariales, pero para legitimar su creación los gobiernos en turno asociaron su logro como una conquista de la pasada Revolución de 1910. Sin embargo, es en la Ley del 18 de marzo de 1925 en que aparece ya definido el nombre de Impuesto Sobre la Renta y se define lo que debe entenderse por ingreso. De ahí en lo sucesivo siguieron modificaciones a esta ley que se fue adaptando a los tiempos económicos del país.