En las últimas semanas he sentido una necesidad enorme de tomar un avión y aterrizar en París y mucha gente me pregunta, ¿en serio? ¿otra vez? ¡si ya conoces! Y lo cierto es que la ansiedad es porque justo temo llegar y no reconocer la ciudad.
No exagero, a pesar de que es todo un clásico y como bien se reza en Casablanca “siempre tendremos París”, lo cierto es que las ciudades clásicas también cambian y evolucionan y particularmente París, con una alcaldesa innovadora y arriesgada como la progresista Anne Hidalgo, ha estado registrando varios cambios interesantes en los últimos años.
El primero y más notable es que Anne Hidalgo logró que desaparecieran los autos de las orillas del río Sena. Tal como lo leen, ahora este espacio es un andador permanente, todo el paseo es peatonal y bueno, en el verano se pone increíble por la tradición de las llamadas Paris Plages, las playas urbanas que siempre se vuelven en un atractivo para los parisinos que no pueden escapar de la ciudad en esta temporada vacacional, y para los turistas que nunca faltan en la capital francesa.
La orilla derecha del Sena en el centro de París quedó prohibida al tráfico vehicular y ha sido reservada peatones y ciclistas, a pesar de la resistencia de los conservadores. Esta es una medida que busca combatir la contaminación ambiental, un problema serio para la capital francesa y es una iniciativa de la alcaldesa Anne Hidalgo que fue respaldada por la mayoría socialista y ecologista del consejo municipal parisino pero resistida por la derecha capitalina.
La vía rápida Georges Pompidou que recorre la orilla derecha del Sena fue inaugurada en 1967 para agilizar el tránsito.
Sobre los 13 kilómetros de esa arteria que atraviesa París de oeste a este, solo 3,3 km, con algunas de las vistas más bellas y románticas del centro de la capital quedarán reservados al disfrute de ciclistas, turistas, enamorados o simples transeúntes. De hecho, este recorrido fue declarado patrimonio mundial por la UNESCO en 1991.
La ministra de Medio Ambiente de la administración anterior, Ségolène Royal y cinco reconocidos neumólogos franceses respaldaron la campaña de Hidalgo, afirmando que la contaminación es responsable "de unas 2.500 muertes por año en París".
La municipalidad apuesta a que una parte de los automovilistas opten por transportes en común o iniciativas de vehículo compartido y que los demás utilicen trayectos alternativos. Ese cambio es algo que quiero ir a constatar por supuesto pues la última vez que estuve en París fue en 2016, antes de que esto fuera aprobado.
Otro cambio que quiero ir a experimentar es el balneario gratuito del canal de la Villete, en el distrito 20, algo que apenas este verano será implementado por segunda ocasión y que tuvo muy buena respuesta en su apertura el año pasado.
Al mismo tiempo, otros pequeños cambios en el mobiliario urbano han ido ocurriendo como que muchos de los viejos y tradicionales puestos de periódicos y revistas han sido sustituidos por unos más modernos y funcionales, que hay más y mejores botes para separar los residuos, más estaciones para alimentar baterías de autos eléctricos, un nuevo sistema de bicicletas públicas y ahora también bicicletas sin cicloestaciones, igual que ya está ocurriendo en la Ciudad de México.
Por supuesto, París siempre tendrá sus típicas terrazas donde uno puede pasar las tardes bebiendo el mejor vino del mundo, sus funciones de cine o conciertos al aire libre en el Parque de la Villete, los picnics con queso, pan y vino a la orilla del Sena o del canal St. Martin —sí, ese donde Amélie tiraba piedritas— y otras cosas que harán que siempre sea una gran opción para visitarse en el verano, aún cuando la mayoría de los parisinos salgan de allí corriendo para ir a tostarse en alguna playa real.
Lamentablemente, aunque ya tenía planeado un viaje para finales del verano, lo he tenido que cancelar y una vez más, París tendrá que esperar.
Me apena porque de verdad quiero ir a constatar estas mejoras que está teniendo la ciudad, disfrutar que una vez al mes la avenida más bella del mundo sea exclusiva para los peatones y otras novedades en mi ciudad favorita.
Nunca permitan que les digan “para que vuelves si ya conoces ese lugar” porque en realidad, los buenos viajeros, los de verdad, nunca terminan de descubrir los detalles en cada destino y las ciudades, como las personas que les dan vida, nunca detienen su evolución.