Hoy debo hacer una confesión difícil para una chilanga de hueso colorado como soy yo. Resulta que mis vínculos con la parte rural de la Ciudad de México son muy escasos. Xochimilco es un lugar que me encanta pero es tal vez al único al que me he adentrado por tanto, no conozco prácticamente nada de las alcaldías de Milpa Alta y Tláhuac. En esta última se encuentra un pueblo que todavía no conozco y que la próxima semana pisaré por primera vez justo por algo que le ha dado fama a nivel internacional: su tradición para conmemorar el Día de Muertos.
Estoy hablando de Mixquic. Es un poblado pequeño que, fuera de este festejo pareciera no tener un gran encanto, sin embargo, para el Día de los Difuntos todo cambia y llegan visitantes de todos lados. El centro de todo el festejo es la iglesia y, por supuesto, el cementerio, que está junto a ésta pero llama la atención su sincretismo ya que, dentro de la Casa Cural se encuentra un antiguo templo prehispánico, donde está la piedra Miquiztli —que representa a la Muerte—, un Chac mool y unos aros del juego de pelota, llamados tlachtemalacatl. Esto no debe resultarnos extraño pues es bien sabido que como estrategia evangelizadora, los españoles construyeron los templos católicos sobre los antiguos templos prehispánicos.
Al lado se encuentra el templo de San Andrés, que fue construido en 1537 por los frailes franciscanos. La iglesia se derrumbó unos años después, pero fue reconstruida en 1600.
La festividad de Día de muertos es toda una tradición en Mixquic, que comienza desde septiembre: a finales de mes, los habitantes del lugar acuden al panteón a invitar a sus familiares y amigos que ya fallecieron, para que vengan el 2 de noviembre. Les llevan arreglos de flores y decoran sus tumbas.
En el primer día (31 de octubre) se pone la mesa para el altar de muertos, con un mantel, candeleros negros o blancos y velas. El segundo día (1 de noviembre) suenan las campanas a las 12:00 del día, las cuales anuncian la llegada de las ánimas de los niños y adultos.
En los altares nunca deben de faltar sal (para el alimento y representación de la tierra como elemento de la naturaleza), agua (para la sed), veladoras (para alumbrar el camino), y por último, flor de cempasúchitl para adornar. La ofrenda se complementa con fruta, hojaldras, y en el caso de los niños, las figuritas de los xoloscuincles (perros) que guiarán sus almas por el inframundo. Flores blancas que representan la pureza de los niños y amarillas que iluminan a los adultos para que no se pierdan en el camino.
En el tercer día (2 de noviembre) se realiza la famosa “Alumbrada” en el panteón, donde se rinde homenaje a los muertos que dejaron un recuerdo en este mundo. A partir de las siete de la noche la gente llega a las tumbas decoradas con flores y encienden cirios. El panteón se llena de luz para mostrarle el camino a los muertos. En medio del panteón se encuentra el Templo de San Andrés, el cual cuenta con un retablo y un techo que vale la pena conocer.
Por último el día (3 de noviembre) los vecinos van de casa en casa intercambiando fruta, pan y comida, con lo que se da como concluida la festividad de día de los muertos.
Mixquic es uno de los lugares en México que más poder de convocatoria tiene durante el Día de Muertos. Año con año, este pueblo mágico de la Delegación Tláhuac recibe a sus difuntos con las tradicionales ofrendas y "La Alumbrada".
Todas las casas se impregnan de los olores que desprende la flor de cempasúchil, la frutas, el sahumerio con incienso y las veladoras. Es raro quien no coloca un altar, pues es una costumbre que se hereda de generación en generación.
Se dice que las tradiciones de honrar a los muertos con ofrendas comenzó en la época prehispánica cuando los pobladores de esta zona colocaban agua, sal, rajas de ocote y pescado fresco en las chinampas en donde enterraban a sus difuntos.
El ritual para recibir a las ánimas inicia desde mediados del mes de octubre pues los habitantes de Mixquic hacen una limpieza especial en sus casas: lavan pisos y paredes y le dan brillo a las mesas.
Para el 31 de octubre todo está listo, ya que según sus creencias a las 12 del día es el momento en el que llegan los niños. De acuerdo con la tradición, el agua se coloca porque los muertos recorren un camino muy largo para llegar con sus familiares y con eso mitigan su sed. La sal significa purificación, para que el alma no se corrompa en su viaje de ida y vuelta el año siguiente, y el sahumerio con incienso aleja a los malos espíritus y sirve como guía olfativa para que los fieles difuntos lleguen a sus hogares.
Para el 1 de noviembre la ofrenda se enriquece. A las 12 del día se van los niños y a las 3 de la tarde llegan los adultos. Se riegan los pétalos de la flor de cempasúchil y se coloca el pan de muerto y mucha fruta, principalmente manzana, plátano, naranja y caña.
Mucha gente acostumbra hacer tamales de dulce, de chile y chacualole, que es la calabaza con tejocote, guayaba, caña y piloncillo porque se dice que así lo comían sus abuelos. La verdad tengo la esperanza de probar alguno de estos.
Algo que no puede faltar es el platillo típico de Mixquic: el mixmole (mole de pescado). Anteriormente se preparaba con atlacuetzon, una planta que flotaba en los canales que había en la zona, pero hoy en día la gente la sustituye con acelga y le agrega tomate, epazote, pescado, chile verde o rojo y se guisa con manteca.
El banquete también incluye la bebida favorita del difunto, una de las más populares de la zona es el pulque pero también la cerveza y hasta tequila o brandy.
Otra de las costumbres que aún se conservan en Mixquic es ‘El Campanero’. La noche del 1 de noviembre, las familias salen con los niños para pedir su calavera. El recorrido lo alumbran con una calavera de chilacayote que rascan por dentro para meterle una vela y llevan campanas que en todo momento hacen repicar.
Los grupos de niños y adultos pasan de casa en casa para rezar en las ofrendas . Cuando terminan de orar todos cantan ‘a las ánimas benditas les prenden velas pequeñas, y todos cantan: “campanero mi tamal, no me den de la ofrenda porque me hace mal’ y les dan pan, fruta o tamales.
La fiesta de Día de Muertos termina con la famosa ‘Alumbrada’ que realizan el 2 de noviembre en el Panteón Iglesia de Mixquic.
Si bien yo no he ido a este pueblo y estoy muy emocionada porque por primera vez lo visitaré este año, me puse a investigar y encontré que desde temprana hora, el día de la Alumbrada, la gente sube a limpiar las tumbas, a adornarlas con flor de cempasúchil y a colocar en cada esquina un candelabro con su vela. “Esta tradición tiene dos significados: que se está alumbrando el retorno de los fieles difuntos y la presencia de dios”, según algunos testimonios de pobladores del lugar.
Cada año, las autoridades de la alcaldía de Tláhuac esperan la visita de más de 100 mil personas entre el 1 y el 2 de noviembre. Cabe resaltar que no es para nada fácil llegar a este lugar.
Si ustedes irán en coche (o uber) como lo haré yo, hay que tomar la Avenida Periférico Sur hasta llegar a la Avenida Tláhuac, una vez en Tláhuac dirigirse a Mixquic
Otra alternativa, si el punto de partida es el centro de la Ciudad de México es llegar a la Avenida Taxqueña y seguir todo derecho hasta llegar a la Avenida Tláhuac, una vez en Tláhuac dirigirse a Mixquic
Y si vienes de la zona oriente, hay que tomar la autopista México-Puebla con dirección a la carretera Chalco- Mixquic.
En transporte público también se puede llegar pero prepárate para un largo camino. Desde el paradero norte del metro Taxqueña sale un camión que va directamente a Mixquic. Otra alternativa es tomar la Ruta 44, 56 dirección Tulyehualco. Una vez que está en Tulyehualco, Ruta 50 hacia Mixquic. Hay que señalar que este pueblo, Tulyehualco es famoso por su producción de Amaranto así que seguro la visita valdrá la pena.
Otra manera es llegar desde Xochimilco, concretamente de la estación del tren ligero Francisco Goitia. Ahí se puede tomar la Ruta 20 también con dirección a Tulyehualco y ahí tomar la ruta 50 que te lleva a Mixquic, esta ruta también puede tomarse en Chalco, Estado de México.
Otra alternativa es llegar en metro, a la estación Tláhuac de la línea 12 y de ahí tomar un colectivo que llega hasta Mixquic. También de la estación Santa Martha Acatitla salen.
La próxima semana les prometo una crónica completa de mi primera visita al lado rural de la alcaldía de Tláhuac en día de muertos… manden buenas vibras para mi aventura en Mixquic.