Pero hoy la Plaza Garibaldi, lugar de trabajo de cientos de músicos, luce silenciosa y triste. Ya no hay fiesta, no hay turistas, no hay tequila. La emergencia sanitaria por COVID-19 se ha llevado la alegría de este icónico lugar de la Ciudad de México.
La situación económica de las personas que trabajan del Mariachi ha sufrido un decrecimiento desde el 2012, sin que ninguna política específica de apoyo se haya implementado al respecto hacia este sector. Hasta ahora no existe un número oficial ni registro fidedigno específico de personas que trabajan del Mariachi, lo que orilla a mucha y muchos a seguir en la informalidad laboral, sin contar con prestaciones sociales o de seguridad social.
La contingencia sanitaria impuesta por la pandemia de COVID-19 impone consecuencias socioeconómicas directas para las personas que trabajan del Mariachi, puesto que no pueden ejercer su profesión. Incluso, después del fin del periodo de aislamiento la disminución del poder adquisitivo de las y los potenciales clientes puede afectar sensiblemente la contratación de Mariachis porque ¿cuándo volverán las fiestas? Nadie lo sabe.
Por eso nació “Salvemos al Mariachi”, un colectivo abierto e incluyente, conformado a finales de marzo de 2020, compuesto por personas que ejercen el oficio de Mariachi, organizaciones de la sociedad civil, apartidistas y sin fines de lucro, así como con personas voluntarias que buscan impulsar propuestas concretas para la protección y apoyo de las personas que viven de mantener viva una de nuestras manifestaciones culturales más preciadas: la música tradicional mexicana.
A la fecha, el colectivo ha realizado un censo en el que se cuenta a 322 personas que ejercen el oficio de Mariachi en la Ciudad de México y todos ellos necesitan seguir llevando ingresos a sus casas para alimentar a sus familias.
Después de haber realizado un levantamiento en campo y haber escuchado las problemáticas e inquietudes de las personas que ejercen este oficio, principalmente en la Plaza Garibaldi y en Iztapalapa antes de que se haya declarado la fase 3 de la epidemia en México, se establecieron cuatro propuestas de acción que ya cuentan con resultados tangibles.
Primero, les han ayudado a vincularse mejor con el Gobierno de la Ciudad de México, para que así puedan recibir los apoyos institucionales, pero también para que puedan participar en las actividades culturales remuneradas de la Secretaría de Cultura, a través de plataformas digitales.
Aunado a eso, el colectivo “Salvemos al Mariachi” lanzó una campaña de fondeo colectivo en Donadora, una plataforma digital para el financiamiento de causas, a partir de la cual se generarán apoyos directos a las personas que ejercen el oficio de Mariachi, con base en un formulario de registro y reglas de operación transparentes.
La campaña en Donadora se lanzó en el marco del Día de las Madres con la posibilidad, a cambio de una donación, de poder regalar y enviar una canción dedicada en línea, reservar canciones de Mariachis en la Plaza Garibaldi cuando termine la contingencia, o hasta poder tener un vale para una contratación de dos horas de música, entre otras recompensas.
Este colectivo también está buscando vincularse con la UNESCO para intercambiar ideas y estudiar una potencial colaboración en el marco de la protección de un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como es el Mariachi.
El Mariachi, símbolo de nuestra mexicanidad, es uno de sus emblemas más populares y más conocido en el mundo. Su valor cultural ha trascendido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2011. La Ley General de Cultura y Derechos culturales, en su artículo 18 contempla: “impulsar el estudio, protección, preservación y administración del patrimonio cultural inmaterial de las entidades federativas, municipios y alcaldías de la Ciudad de México”.
Lo que el colectivo “Salvemos al Mariachi” busca es detonar un proceso de fortalecimiento comunitario de todas las personas que viven de tocar nuestra música, basado en la protección del Mariachi, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a mediano y largo plazo.
No podemos olvidar que, conservar y apoyar las iniciativas culturales es vital para seguir sosteniéndonos, no sólo como individuos, sino para preservar nuestra identidad colectiva, nuestras herencias tradicionales y seguir siendo un motor turístico y cultural en el ámbito internacional.