Aquí me tienen, ante la cercanía del final del año, ya estoy nuevamente planeando un viaje. Como siempre, quiero huir de los típicos destinos que estarán llenos de gente. Pero nada me va a detener esta vez. Hace poco leía que existe una tendencia que ya hasta han bautizado como “viajes de venganza” y es que sí, la pandemia nos obligó a cancelar muchos planes viajeros y ahora que podemos volver a salir, nos urge concretar las andanzas.
Así que no sé si este será el único viaje que haga en las dos semanas que tendré de vacaciones, pero sí es el primero. No tengo un gran presupuesto, así que opté por una alternativa tranquila, alquilar una casita donde pudiera ir con la familia y mascotas, a relajarme sin tener que hacer tantos planes complicados. Para ello decidí apostar por un destino que jamás decepciona: el bello estado de Oaxaca.
A Oaxaca se puede llegar en auto, algo que en tiempos de inflación y crisis económica se agradece porque los vuelos están, literal y figurativamente, ¡por las nubes! Está a cinco horas manejando de la Ciudad de México y no solo es una de las ciudades más hermosas y culturalmente diversas del país, sino que además, alrededor tiene muchos atractivos para ofrecer.
Pero como por supuesto no me quiero quedar encerrada en la casita, he estado investigando para armar algunos planes de visitas alrededor del centro porque, a Oaxaca ya he ido muchas veces, pero pocas en auto. Esta vez entonces, al llevar nuestro propio vehículo, tendremos oportunidad de explorar un poco más.
En primer lugar, nos hospedaremos en las afueras de la ciudad, en un pueblito llamado Santiaguito Etla. Está a menos de 30 minutos, pero los precios por alquilar una casa entera son mucho más accesibles que dentro de la capital oaxaqueña. Otros pueblos donde pueden buscar alternativas de hospedaje son San Agustín o San Pablo Etla.
Después, haremos algunos itinerarios para intentar visitar lugares que se encuentren a menos de dos horas manejando de la capital. Uno de los lugares que nos han recomendado es Ixtlán de Juarez, que se encuentra a dos horas, rumbo a Tuxtepec. Es una región de rica biodiversidad y sus cuatro variedades de clima la vuelven un sitio muy interesante para los amantes de la naturaleza. Aquí encontraremos bosque mesófilo para hacer caminata, senderismo interpretativo, observación de flora y fauna. Se puede andar en bici, hacer rapel y tirolesa. Nos esperan el mirador Cerro de Cuachirindoo con una vista inigualable del pueblo de Ixtlán y alrededores; o el mirador Los Pozuelos donde tendremos una panorámica impresionante, y si el clima lo permite, hasta el Pico de Orizaba podremos ver.
Siguiendo la misma ruta, está el pueblo mágico de Capulálpan de Méndez, a unos 15 minutos de Ixtlán. Es un pueblo serrano que te brinda la oportunidad de escuchar marimba, disfrutar de sus calles empedradas y de acercarte a la medicina tradicional a través de tratamientos, limpias, masajes y baños de temazcal. Tiene un Centro de Medicina Indígena Tradicional. Si prefieres conocer los alrededores, la alternativa es el “recorrido de la Y” ya sea en bici o a pie puedes andar por el entorno boscoso rodeado de orquídeas, bromelias y venados. Otra idea es ir al Paraje los Sabinos, donde la quietud te invita a un momento de relajación. Ahí se pueden visitar las grutas Cueva del Arroyo donde te encontrarás con una cabeza de rinoceronte y otras peculiares formaciones.
Un poco más lejos, adentrándonos en el corazón de la sierra, llegaremos a San Juan Atepec, un lugar espléndido para observar las estrellas. Es una zona rodeada de bosques de pino y encino, por lo que el clima es rico y frío. Tiene una famosa cascada llamada Velo de Novia, con una caída de 12 metros además de un río subterráneo y la Cueva de los Ladrones. Se puede visitar el Parque Ecológico Bicentenario Daniel H Alavez. Está casi a 3 horas de Oaxaca, pero vale la pena el viaje.
En otra dirección completamente, está Santiago Apoala, a dos horas de la ciudad de Oaxaca pero hacia Tehuacán. Es un destino al que no puedes dejar de ir, especialmente si buscas refrescarte. Aquí te esperan peñas, cañones, cascadas y vistas esplendorosas del valle que lo circunda. Si eres muy atrevido, no puedes dejar de entrar a la Cueva de la Serpiente, entre ruidos de murciélagos, rocas resbaladizas y total oscuridad. Otra opción es ir a las cascadas, entre pendientes y caídas de agua. Para quien le guste caminar, la visita a las pinturas rupestres te lleva por caminos insospechados.
Otro pueblito que vale la pena conocer es Santo Domingo Yanhuitlán, en la región Mixteca, a una hora y media de la capital. Forma parte de la Ruta Dominica. Un recorrido por aquí te llevará al encuentro con el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, inmueble del siglo XVI, construido bajo una plataforma prehispánica. Este conjunto conventual, de estilo gótico y plateresco, ahora aloja un museo que exhibe una gran colección de arte sacro. No pierdas de vista el Templo de Santo Domingo Yanhuitlán donde está uno de los órganos barrocos más bellos del estado.
Siguiendo la misma ruta, encontrarás San Pedro y San Pablo Teposcolula, un lugar donde los misioneros dominicos dejaron huella con el Templo y Ex Convento de San Pedro y San Pablo. También se recomienda hacer el sendero en Pueblo Viejo, el del Camino Real o el del Bosque en San Andrés Lagunas.
Y reservé lo mejor para el final porque ¿sabías que tenemos en Oaxaca un París chiquito? Se trata de Tlaxiaco, un pueblito ubicado a 2 horas y media de la capital, que se caracteriza por sus construcciones con elementos afrancesados, aquí luce el Templo de la Asunción que vale la pena conocer. Pero también es punto de partida a interesantes recorridos que combinan naturaleza e historia. Para conocer molinos de trigo, pinturas rupestres y cascadas dirígete a los caminos del poblado de Yosondua. También cerca de este pueblo, que por cierto es donde nació Yalitza Aparicio, está la presa El Boquerón donde puedes nadar, hacer kayac, pescar o rentar una casa al pie de la Laguna.
Si tú como yo quieres conocer los destinos menos turísticos del hermoso estado de Oaxaca, nos encontraremos en el camino ¡Felices viajes!