Sí, como lo leen, hablo de una revolución tecnológica de la industria aeronáutica que tras 20 años de trabajo arduo de ingeniería y diseño, se ha materializado en lo que resulta ser el avión comercial más grande del mundo.
Se trata del A380, el nuevo y gigante bebé de AirFrance, que nuevamente da una muestra de quienes realmente mantienen el liderazgo en materia de aeronáutica en el mundo. Sí, este gigante de acero realmente nace como un sencillo boceto en 1996, cuando la aerolínea francesa emprendió una aventura sin igual en la historia de la aeronáutica: el nacimiento del avión civil más grande del mundo. A través de su participación activa en los grupos de trabajo entre Airbus y las principales compañías aéreas que contribuyeron al lanzamiento del A380, Air France se marcó el objetivo de diseñar un avión que permitiera satisfacer óptimamente las expectativas de sus clientes.
Y es que, quien haya hecho viajes trasatlánticos no me dejará mentir, son experiencias donde la palabra “comodidad” suele ser un placer al que se renuncia por 12 horas o más, hablo por supuesto de quienes volamos en clase turista porque simplemente el resto ha quedado fuera de nuestro alcance.
Aunque es importante decir, y reconocer, que en esto de las experiencias revolucionarias, AirFrance también ha innovado en las experiencias de vuelo, ofreciendo la clase Premium Economy, un intermedio entre la Business Class y la Clase Turista que realmente podría ser una opción pues la diferencia en precio no es tan alta y sí lo es en cuanto a confort. Pero eso no es novedad, así que sigamos con lo verdaderamente importante.
Como todos sabemos, los valores que históricamente defendió la Revolución Francesa fueron la fraternidad, la igualdad y la libertad. ¿Estos valores están presentes también en esta revolución tecnológica materializada en una gigante aeronave?
Veamos: si la libertad pudiera ser sinónimo de espacio y movimiento sin lugar a dudas, el A380 lo cumple. No hay que ser un genio para deducir que si vas a poner a volar una nave de una envergadura de 79.8 m, con una longitud de 73 m y una altura de 24 m no es para rellenarla de personitas apretadas como en lata de sardinas. Si la aerolínea fuera china podría pensarlo, pero no en una aerolínea francesa. No debemos olvidar que a los franceses les gusta vivir bien, es parte de su sello, y el viajar cómodamente se incluye en este paquete.
Ahora, si hablamos de fraternidad, un viaje en el que puede haber más libertad de movimiento y espacio, también puede propiciar una mejor interacción entre los pasajeros, compañeros de aventura por al menos, 12 horas. Ayudará también seguramente que se ha anunciado éste como el avión más silencioso del mundo, y realmente no se si eso importe mucho a los pasajeros durante el vuelo, pero seguro que sí a quienes vivan cerca de los aeropuertos.
De acuerdo con la información que me proporcionó AirFrance, el A380 es el avión más silencioso de su categoría, gracias a las prestaciones de sus motores y a su perfil aerodinámico. Resulta que emite dos veces menos ruido al despegue que un avión ordinario.
Eso no es todo, si traducimos fraternidad también a vivir en armonía con todo el entorno, resulta que este gigante de acero, no es tal, y por tanto es mucho más amigable con el medioambiente que cualquier otra aeronave en su tipo. Los materiales utilizados para la construcción del A380 (fibra de carbono, de vidrio y de aluminio principalmente) permitieron aligerar su peso y mejorar su aerodinamismo. Entonces, pesar de su imponente tamaño, el A380 consume un 20% menos de combustible que el A330.
El tercer valor de la Revolución Francesa es la igualdad y aquí, también se apunta una palomita el A380. No sólo porque los costos del viaje son realmente tentadores, al menos ahora por el lanzamiento, sino porque su diseño se ha enfocado también en la inclusión de personas con limitaciones motrices y discapacidad.
¿Cómo? pues los reposabrazos son abatibles en el 99% de los asientos de la clase turista, se cuenta con etiquetas con el número de los asientos escritos en braille, sanitarios equipados para personas con discapacidad y además dos sillas de ruedas de cortesía para los desplazamientos a bordo, algo que sin duda también será apreciado por los adultos mayores, para quienes un vuelo trasatlántico en clase turista podría resultar un verdadero suplicio o incluso un riesgo, pues mantenerse en movimiento es crucial en los vuelos largos.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, pues recibir un avión de esta envergadura no es sencillo y las autoridades aeroportuarias de los distintos países interesados en recibir al A380, han tenido que trabajar junto con la aerolínea para adaptar la infraestructura y los equipos de tierra. Y es que las pistas deben tener una anchura mínima de 45 metros y los 538 pasajeros deben poder embarcar cómodamente en un avión de 2 niveles.
Es por ello que el A380 tardó tanto en llegar a México, pues realmente esto no debería ser una noticia de 2016, sino desde noviembre de 2009, cuando AirFrance realizó su primer vuelo comercial en un A380 entre París y Nueva York. Pero el aeropuerto de la Ciudad de México no estaba listo para recibir a este gigante y tuvieron que pasar poco más de seis años para que el privilegio de volar más cómodos, con menos huella ecológica y ser parte de una auténtica revolución francesa, no estaba aún al alcance de los pasajeros mexicanos, Pero eso ha quedado atrás y ahora tengo un pretexto más grande, literalmente, para querer volar a París, como si no tuviera ya suficientes almacenados. ¡Felices y gigantes vuelos!