Si eres un viajero de corazón esto puede ser de mucha ayuda pues puedes planear todo tu viaje, desde los recorridos e itinerarios, hasta los restaurantes que quieres recorrer, si quieres asistir a algún espectáculo, vivir alguna aventura y hasta si quieres preparar alguna sorpresa para alguien especial. Todo es posible a través de internet.
Pero sin duda, algo que ya casi todo el mundo hace es reservar a distancia el lugar donde se hospedarán.
Sin embargo, a veces llegan las decepciones. Tu reservas un hotel que lucía grandioso y de pronto, llegas a una pocilga. ¿Cómo podemos evitar sentirnos defraudados, timados y a veces hasta estafados tras haber hecho una reservación en línea?
Esto no es ley sobre piedra, sin embargo, me puse a pensar profundamente en los aprendizajes que he tenido a lo largo de 20 años viajando y hoy les comparto los secretos que he aprendido para evitarme los fiascos en los hoteles.
1.- Que no te engañen las fotos
En tiempos de fotoshop, las fotografías ya no son precisamente la mejor guía. Si bien es obvio que en el sitio web oficial del hotel seguro encontrarás fotografías espectaculares, súper cuidadas, también es cierto que su trabajo es ese. Al que diseñó ese sitio web le pagaron por colocar allí fotografías que dieran la mejor impresión del lugar. Sin embargo, a veces éstas son tan retocadas que se vuelven falsas. Aquí vale la pena comparar, entrar al sitio web oficial del hotel, pero además a los sitios de reservaciones como booking.com, hoteles.com, o tripadvisor.com. Personalmente recomiendo el último porque las reseñas son mucho más auténticas y no hay una censura, además de que el viajero mismo también puede compartir sus fotografías personales en la red para ilustrar su reseña. Cuidado con los hoteles que en su página oficial tienen más fotos de los atractivos del destino que de lo que ellos ofrecen en sus instalaciones, porque seguramente es porque tienen muy poco que ofertar al viajero. No lo olvides, hoy en día, una imagen engaña más que mil palabras.
2.- ¿Cancelación gratuita? ¡adelante!
Existen muchos sitios de internet para reservar hoteles pero los que más confianza me provocan son sin duda los que cuentan con más opciones de cancelación gratuita. Es por ello que casi siempre utilizo booking.com, porque de verdad ahí he podido reservar sin problemas ni cargos y luego, si encuentro una mejor opción, simplemente cancelo y no pasa nada. Me gustan los hoteles que tienen políticas de cancelación gratuitas porque siento que no tienen nada que ocultar. Que no buscan estafarme y que si yo no quiero o no puedo estar allí, simplemente no les preocupará pues habrá más clientes muy pronto. No están sufriendo por ganar dinero, sino por cumplir las necesidades de quienes se hospedarán con ellos.
3.- Busca ofertas exclusivas
Una de las ventajas de algunos sitios de internet son las ofertas exclusivas para e-clientes. No todos los newsletters son basura ni deberían irse al spam, algunos realmente tienen escondidos buenos descuentos para reservaciones en línea. Así que revisa de vez en cuando tu carpeta de spam, y si eres viajero frecuente, marca los mailing masivos de las aerolíneas y los sitios de comparación de hoteles y vuelos como favoritos. Así nunca te perderás una sola oferta. Por otro lado, hay sitios en internet para buscar hoteles de última hora. A estos sitios llegan todas las cancelaciones que tienen los hoteles y entonces aparecen las ofertas. No lo dudes, en uno así yo conseguí recientemente un hostal por 16 euros la noche en París. ¿Suena a que me fui a meter a un hoyo negro? ¡Para nada! Era un lugar increíble, limpio, cuidado, divertido y con una excelente atención. El St. Christopher Inn, ubicado en la calle Crimé del barrio 19, en París. Eso sí, no es un vecindario turístico y algunos incluso lo consideran peligroso. Si no eres un viajero experto, tal vez no sea tu mejor opción.
4.- ¡Location, location, location!
Algo que es fundamental, y además determinante en las tarifas de un hotel, es su ubicación. Es obvio que si vas a París o a Londres, un hotel junto la Torre Eiffel o el Big Ben serán opciones caras y no necesariamente buenas. El hotel tiene que estar directamente relacionado con el tipo de viaje que estás realizando. Si vas a un viaje de negocios donde estarás metido todo el día en un centro de convenciones a las afueras de la ciudad ¿para qué hospedarse en la zona turística? Por el contrario, si vas a un viaje en el que buscas tranquilidad, ¿para que lidiar con el bullicio de los turistas y los bares repletos en las noches? Por otro lado, puedes descargar desde antes de partir, aplicaciones en tu Smartphone que te permitirán conocer el funcionamiento del transporte público en las ciudades. Así puedes encontrar un lugar tal vez en lugares menos visitados por los turistas pero mejor ubicado en relación al transporte público. Si en la ciudad que visitarás deberás trasladarte largas distancias, lo mejor es uno que esté junto a alguna estación del metro. Si no es así, tal vez buscar uno cercano a las estaciones de bicicletas públicas o bien, que esté en un barrio agradable para caminar.
5.- ¿Tienes dudas? ¡Pregunta!
Hoy en día, también a través de internet, puedes acceder a foros donde otros viajeros comparten sus experiencias. Trata de hablar con gente local o que ya ha viajado al destino que elegiste antes de tomar una decisión tan importante como la reserva de tu hospedaje. Si yo hubiera sabido que en Río de Janeiro había un lado bueno y un lado no tan bueno sobre la misma avenida Atlántica, no habría elegido el hotel donde dormí, aunque estuviera a dos cuadras del lujoso hotel donde el evento de negocios al que iba se llevaba a cabo. Pero nunca pregunté y no lo sabía, así que reservé a ciegas un hotel que por las noches se volvía ruidoso y peligroso pues en el local contiguo había un bar donde abiertamente se ejercía la prostitución sin ninguna restricción. ¿El resultado? En efecto, cada mañana llegaba a tiempo a las conferencias porque sólo debía caminar dos calles. Tenía la playa enfrente y una vista impresionante, pero mi vida en Río siempre terminaba antes de las 10:30 pm, para eliminar el riesgo de las riñas o desmanes que allí se armaban cada madrugada.