“No podemos borrar el pasado.
Pero sí podemos empezar a
escribir un futuro mejor.”
Anónimo
Hoy es el inicio de una nueva era en nuestra tierra. A partir de hoy ya no hay partidos. Ya no hay colores. Habrá que gobernar para todos con el compromiso que la tarea requiere. Todos estos días he escuchado muchas historias: Si habrá venganza, si habrá justicia, si se trabajará para obtener intereses particulares, si habrá equilibrio para lograr la armonía y la paz que necesitamos. Si el nuevo gobierno trabajará al unísono con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador o estará en contra.
Hemos escuchado muchas historias. Unas a favor y otras en contra. Lo único de lo que estoy seguro, es que nuestra gente quiere vivir con justicia social, queremos un estado con armonía, queremos vivir con seguridad para nuestras familias, con buenas fuentes de empleo, con un buen sistema de salud, con acceso a la vivienda para los trabajadores, en fin, queremos un buen gobierno con la participación de todos nosotros, la sociedad civil.
La Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (UNESCAP) menciona en un documento que son “muy pocos los países y las sociedades que han llegado a conseguir un buen gobierno en su totalidad.”
Esta organización afirma que son ocho las principales características que debe tener un buen gobierno: Participación ciudadana, legalidad, transparencia, responsabilidad, consenso social, equidad, eficacia y sensibilidad.
Es decir, todos estos son los elementos que conforman el concepto llamado “gobernanza”, concepto usado desde la caída del muro de Berlín y que se refiere al nuevo modo de gestión de los asuntos públicos, fundado sobre la participación de la sociedad civil a todos sus niveles.
Actualmente, la participación ciudadana es fundamental. Ya no debemos basar el sistema de gobierno en las decisiones unilaterales. Los ciudadanos saben lo que necesitan sus comunidades, por ejemplo. Por ello, es importante implementar la democracia participativa a través de formas como el presupuesto participativo en las que los mismos ciudadanos, reunidos en asambleas comunitarias, tomen decisiones sobre las mejoras que deben ser realizadas en sus comunidades.
Para que haya un buen gobierno, es menester que haya legalidad, que el marco legal sea imparcial, que se protejan los derechos humanos, sobre todo, aquellos de las clases más vulnerables.
La transparencia significa que las decisiones tomadas estén apegadas escrupulosamente a la ley y que la información esté a disposición de los ciudadanos que sean afectados por las medidas tomadas.
En el caso de la responsabilidad, se refiere a que nuestros funcionarios públicos sirvan a toda la sociedad y atiendan y resuelvan en un tiempo razonable.
Para lograr el consenso en la toma de decisiones de gobierno, es necesario un esfuerzo de mediación perseverante para unificar criterios.
La equidad implica proveer a todos los grupos, sobre todo los más vulnerables, oportunidades para alcanzar, mejorar o mantener su bienestar.
En la eficacia, el buen gobierno debe garantizar buenos resultados a la ciudadanía. Habrá que utilizar los recursos disponibles con eficacia y honradez.
Y por último, el gobierno deberá tener sensibilidad para las demandas sociales.
Todos estamos ilusionados con el nuevo gobierno. Todos le deseamos lo mejor. Pero le recordamos que sin la participación ciudadana no podrá lograr mucho y puede que empeore.
Dejo aquí uno de los mensajes de AMLO durante la campaña presidencial para el nuevo gobierno que viene porque todos lo esperamos: “erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno”. Y yo agregaría: Para lograr un mejor futuro para los nuestros y tener una cultura de paz para el buen vivir.