"Ellos gritan que no les caes bien,
pero observan cada uno de tus movimientos.
Hay personas que odian lo que no pueden ser;
y lanzan piedras a quien no pueden alcanzar ".
-Tony A. Gaskins Jr.-
Es difícil mantener la calma cuando hay cosas que se suceden una tras otra y, lo “peor”, es que cada vez se pone peor. Muchos cambios con el nuevo gobierno federal, y muchas disputas a nivel local. No bien estamos entrando al “desabasto” de gasolina y ahora nos enfrentamos a la gran tragedia en Hidalgo.
Esto me lleva a muchas reflexiones porque todos y todas nos confundimos con tantas versiones. No quiero meterme en el asunto de repetir todo lo que hemos visto, leído o escuchado. Sólo quiero contar unas historias y después, que cada uno de nosotros reflexione y tome cartas en el asunto.
Hace bastante tiempo escuché un cuento sobre los tres filtros de Sócrates que me ha funcionado muy bien en la vida y así me conduzco desde entonces.
Un día llegó un discípulo a visitar al gran filósofo queriendo contarle lo que había escuchado de un amigo muy cercano al Maestro. Sócrates dijo que antes de escucharlo tendría que pasar la prueba de los tres filtros. Le preguntó si lo que le iba a contar de su amigo era absolutamente cierto. El discípulo contestó que no. Que sólo había escuchado algo. Entonces no sabes si es verdad. Pasemos al segundo filtro. El de la bondad, dijo el Maestro. Preguntó entonces si lo que le iba a contar de su amigo era algo bueno. El discípulo contestó que era todo lo contrario. Sócrates le dijo que concluía, por tanto, que el discípulo quería contarle algo malo y que tal vez era falso. Bueno, dijo el filósofo. Tal vez me gustaría escuchar lo que quieres decirme. Queda el último filtro que es el de la utilidad. Mencionó. ¿Me servirá de algo saber lo que quieres contarme de mi amigo? No. La verdad no es útil. Contestó el discípulo. Sócrates, mirándolo profundamente, le contestó: Si lo que me quieres contar de mi amigo no es cierto, ni bueno y ni siquiera es útil ¿para que querría yo saberlo?
Segunda historia. En realidad, ésta tiene que ver con el epígrafe que quería usar para esta columna. Siempre busco las fuentes de cada frase que leo. Me encontré una que dice que los rumores son creados por los envidiosos, regados por los chismosos y creídos por idiotas. Me pareció muy adecuado por lo que está sucediendo. Al buscar al autor, no sólo no lo encontré, sino que me encontré con otras versiones. La más ligera es ésta: Los rumores son llevados por hipócritas, difundidos por tontos y aceptados por idiotas. Entré en confusión y no decidía cuál usar como epígrafe. Al final, encontré la frase que decidí usar. Me pareció más elegante y más propia. Y también con más sentido, por lo que estamos viviendo.
Nunca había visto en mi vida tanto rencor y encono en contra de alguno de nuestros mandatarios. He visto y leído tanto que me entristece, y también me indigna, porque en lugar de unirnos, en lugar de desearle lo mejor a nuestro presidente en turno, porque si le va bien a él, a nosotros también nos irá bien, y, además, participar activamente en construir un mejor país, haya gente provocadora que defienda lo indefendible y provoque caos en lugar de concordia, que lance vituperios y sofismas pensando que va a convencernos de seguir el juego del desastre.
El gobierno de López Obrador lleva tan sólo cincuenta y dos días en ejercicio. Muchos de nosotros vemos cambios radicales para bien, lo que nunca había hecho ningún otro presidente. Otros ven cambios que no les convienen por alguna razón. Ellos sabrán. Pero lo que yo creo es que debemos participar de manera activa, de manera crítica. Es obvio que no estoy a favor de aplaudir cualquier cosa que se dé en el gobierno, pero lo que hasta ahora he visto en muchos medios es un odio irracional que lo único que provoca es malestar social y confusión.
Insisto en que debemos apoyar a nuestro presidente. Insisto en que debemos apoyar a nuestro país. Insisto que debemos trabajar de manera conjunta en armonía para lograr una mejor comunidad. Creo que hemos llegado al punto sin retorno. Comencemos un nuevo ciclo. Todos juntos con el mismo fin. Un día ya no estaremos. Sembremos amor, concordia, armonía, buena educación con valores. Dejemos esta tierra un poco más bonita, un poco más humana, un poco más amable, un poco más perfumada, un poco más limpia, un poco más de todo para los que menos tienen, para aquellos visitantes desconocidos que vendrán después de nosotros. Busquemos la verdad, la bondad y la utilidad para lograr el buen vivir. Para lograr la cultura de la paz tan necesaria en estos tiempos.