“Arréglese al estado como se conduce a la familia,
con autoridad, competencia y buen ejemplo.”
-Confucio-
28 de septiembre de 551 a. C. - 479 a. C.
Recuerdo cuando en un concurso de belleza le preguntaron a una de las participantes quién era Confucio. Su respuesta dejó atónitos a todos los que presenciaban el evento. Tanto en vivo como en televisión. Dijo que Confucio era el creador de la confusión. Bien, pues así estamos viviendo y comportándonos actualmente. Y eso que tenemos muchas fuentes de información. Seguimos creyendo en las fake news, o noticias falsas, sin investigar si lo que se publicó es verdad o no, y nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y prejuicios haciendo una cacería de brujas terrible.
Vean lo que pasó con lo del famoso uniforme neutro. La gente sigue hablando del tema. Que cómo es posible que los hombres van a llevar falda a la escuela, que este nuevo orden social quiere quitarles autoridad a los padres para imponer y promover barbaridades entre los jóvenes, y, en fin, mucha gente sigue jugando este juego absurdo. Lo que se dijo fue muy claro y aplica, de manera específica a las chicas.
Leí el muro en Facebook de una mujer que hablaba sobre el tema y decía que esto se debió de haber aplicado hace muchos años porque el hecho de vestir falda presenta muchas incomodidades como la restricción de movimientos, la incomodidad física, por la vergüenza ante los acosos, por los tocamientos, por la sexualización, por la opresión sexista ligada a la imposición de una prenda. Mencionaba también que en los inviernos pasaba fríos y que la institución escolar prohibía que se pusieran unas mallas para protegerse. En el verano, el rozamiento de la entrepierna le causaba irritación. Y lo peor: Esta misma persona menciona que volvieron a invisibilizar a la mujer al tergiversar la propuesta. Le dieron la vuelta con la idea de que por “equidad de género”, lógicamente, los niños podrían usar falda. Es decir, lo que era la esencia de la noticia se diluyó para dar paso, nuevamente, al machismo. Debemos pensar en la vulnerabilidad de las niñas al usar el uso de la falda. Y aquí mi pregunta. ¿Por qué nunca pensó en esto el estado mexicano y/o las autoridades escolares? ¿Por qué nunca hubo una propuesta por las asociaciones de padres de familia? ¿Por qué las niñas nunca cuestionaron esto? Mi respuesta personalísima es porque somos borregos. Sólo aceptamos lo que se nos ordena. No pensamos. No cuestionamos. Esta es la hora de cuestionar los reglamentos que se han seguido por inercia y “borreguismo” en las escuelas públicas.
Y como esta noticia, así nos vamos llenando de confusión por todo lo que se publica y adoptamos desde nuestra perspectiva para tergiversar los hechos. Lo mismo sucede con lo que hemos visto con nuestros cuerpos de autoridad y seguridad en los videos de los medios sociales. La falta de respeto a nuestros soldados y a los cuerpos policíacos es terrible. Los delincuentes saben que no les van a hacer nada. Saben que, por el contrario, se les pueden ir encima, atacarlos, quitarles sus armas, si es que traen alguna, y dejarlos tirados golpeados sin poder hacer nada.
Vivimos en medio de la confusión total. Hablamos de falta de valores, de falta de confianza de la sociedad a las autoridades, de agresión absurda por parte de los cuerpos policíacos a ciudadanos y ciudadanas, y, en fin, vivimos en medio del caos y la confusión.
Tenemos que poner fin a este desorden en el que vivimos. Tenemos que deconstruir todas nuestras instituciones. Profesionalizar a la policía y establecer nuevas reglas para que haya más respeto a la autoridad y se detengan los ilícitos que estamos padeciendo, por ejemplo.
Ya vivimos otros tiempos. No se vale sólo hablar de autoridad y de imposición. Se trata de democracia, de acuerdos y de búsqueda conjunta de formas para vivir armónicamente en comunidad. Usemos nuestro poder ciudadano. El mismo Confucio decía en sus tiempos que “donde hay justicia no hay pobreza”. Y si este pensamiento es cierto, todavía nos queda mucho por hacer en nuestro estado, así como en México. Pero comencemos en casa. Esta casa nuestra llamada Morelos, esta casa nuestra, otrora hermosa, digna y pacífica, que se nos está cayendo a pedazos.