"La ignorancia es el peor enemigo
de un pueblo que quiere ser libre.”
Jonathan Hennessey
No podemos negar que muchas cosas han cambiado en el devenir de la humanidad. Hubo tiempos en que los seres humanos, al no saber por qué sucedían los fenómenos naturales, en su ingenuidad, debida a la ignorancia, les dieron cualidades misteriosas o esotéricas. Conforme fue avanzando el conocimiento, pudieron comprender que todo tenía una lógica. Y así se fue desarrollando el mismo hasta llegar a lo que ahora conocemos como “educación”.
La educación es la base para el desarrollo de una sociedad, y sea como haya sido, de alguna manera, ha dejado huella en el ser humano, de tal suerte que, de una u otra forma, hemos ido avanzando. Unas sociedades más que otras, pero hemos ido avanzando.
Sin embargo, siempre es bueno tener pensamiento crítico, ése que sólo se puede desarrollar cuando puedes comparar cosas y hacer un análisis de las mismas.
El pensamiento crítico es un proceso mental que nos da la oportunidad de razonar y evaluar evidencias disponibles respecto de un problema que se quiere resolver. Este proceso se puede facilitar desde la actividad docente, potenciando así las capacidades de aprendizaje de los estudiantes, cosa que no ha sido así en nuestro sistema educativo, porque la mayoría de las veces lo que se practica es la acción de la memoria. Mientras más datos memoriza un estudiante, que después verterá en un examen, más “dieces” obtendrá y con ello se le calificará de “buen estudiante” o “mal estudiante”.
Siempre he dicho que la educación debe proveer herramientas al estudiante para poder desenvolverse en la vida. El hecho de memorizar datos no sirve de nada. De hecho, al término del ciclo escolar la información memorizada queda en el olvido y nunca más la utilizarán.
El sistema tradicional de enseñanza, basada en la memorización, es la que más ha prevalecido en nuestro sistema escolar, y estamos quedándonos muy atrás respecto de otras sociedades más avanzadas. De hecho, esa forma de enseñanza existió también en países más desarrollados, pero hubo alguien que la puso en tela de juicio y las cosas cambiaron. Entre esas personas que fueron pioneros en el cambio de paradigma se encuentra uno de mis favoritos, Thomas Alva Edison.
Para hacer una historia larga muy corta, sólo me referiré al hecho de los prejuicios de algunos maestros al etiquetar a los estudiantes.
Cuenta la historia que Thomas sólo estudió hasta el tercer año de primaria y padecía sordera parcial. Y esto motivó a su profesor a considerarlo como un niño “desprovisto de inteligencia”, así que envió una carta a su mamá diciéndole que su hijo no tenía el talento para seguir en la escuela. Fue su madre, Nancy, la que educó a su hijo. Le enseñó a leer y a escribir después de las tareas domésticas. Además, le enseñó aritmética y le leía libros que no eran comunes en la escuela. A los nueve años comenzó a leer libros por sí solo. Claro, impulsado por su padre, que le daba diez centavos cada vez que terminaba uno.
De no haber sido por su madre, Thomas jamás habría podido ser quien fue, uno de los más prolíficos inventores del mundo. Edison fue uno de los mayores genios de la humanidad. Durante toda su vida logró patentar 1093 inventos y mejoró la vida de todos los seres humanos. Entre sus inventos más conocidos se encuentra el foco eléctrico o bombilla y el fonógrafo. De hecho, con este último invento comenzó la industria de la música grabada.
La anécdota viene al caso porque en el sistema tradicional de enseñanza, todos los estudiantes son tratados de igual manera, cuando, en realidad no todos pueden obtener el conocimiento de la misma manera.
Howard Gardner en los años 80 propuso una teoría que revolucionó la educación en todo el mundo, llamada “teoría de las inteligencias múltiples”. Para este investigador la inteligencia es una actividad plural, es decir, existe una diversidad de las capacidades de aprendizaje en los seres humanos.
Después de muchos estudios realizados, la clave fue darse cuenta de que se puede contar con algunas habilidades para hacer algo y, al mismo tiempo, carecer de otras para hacer cosas distintas. Concluyó que no existe una sola manera de ser inteligente ni existe la posibilidad de medir la inteligencia.
De acuerdo con este autor, las inteligencias múltiples son ocho: inteligencia lingüística es la capacidad para usar el lenguaje en todas sus expresiones y manifestaciones; inteligencia musical es la capacidad de percibir y expresarse con formas musicales; inteligencia lógico-matemática es la capacidad de resolver cálculos matemáticos y poner en práctica un razonamiento lógico; inteligencia corporal cinestésica es la capacidad para expresar ideas y sentimientos con el cuerpo; inteligencia espacial es la capacidad para percibir el entorno visual y espacial para transformarlo; inteligencia intrapersonal es la capacidad para desarrollar un conocimiento profundo de uno mismo; inteligencia interpersonal es la capacidad para relacionarse con los demás, tomando la empatía y la interacción social; y la inteligencia naturalista que es la capacidad de observar y estudiar los elementos que componen la naturaleza (objetos, animales y plantas).
Como podemos observar, muchas cosas han cambiado en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Pero el aula escolar y las actividades realizadas dentro de ellas siguen siendo las mismas, un paradigma que tenemos que cambiar.
¡Feliz día de las y los maestros!