" Conocer el amor de los que amamos
es el fuego que alimenta la vida.”
Pablo Neruda
Estas fechas siempre serán fundamentales para los corazones. Primero para los creyentes, porque se celebra el nacimiento de la persona más emblemática que mostró amor por todos los seres humanos que somos egoístas, obsecuentes, por no decir convenencieros, traidores, envidiosos, codiciosos, y que al final dio su vida por todos.
Espero no ofender a nadie que esté leyendo esta columna. Si no son así como lo he descrito, ofrezco disculpas de todo corazón. No ha sido mi intención lastimar a nadie. Pero todos los seres humanos somos contradictorios. Tenemos sentimientos buenos y sentimientos malos. Nuestro ser es ambivalente, o bivalente si lo queremos ver de manera optimista. Es cuestión de analizar, como dicen que dicen los indios cherokees a qué lobo alimentas.
Y para quien no conozca la historia, aquí la reproduzco: Un anciano indio cherokee invitó a los niños de su aldea a sentarse en círculo para contarles un cuento sobre la vida, sobre los distintos caminos que podemos elegir en las vicisitudes que nos presentan las experiencias que vivimos. Les dijo: “Hay una batalla que siempre ocurre en mi corazón, y que también estará en sus corazones. Es una gran pelea entre dos lobos. Un lobo representa el miedo, la ira, la envida, la pena, el arrepentimiento, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, el falso orgullo, la superioridad y el ego. El otro lobo representa la alegría, la paz, el amor, la esperanza, el compartir, la serenidad, la amabilidad, la benevolencia, la amistad, la generosidad, la verdad y la fe.
El anciano, mirando a los niños fijamente, les dijo: Esa misma lucha siempre sucede en su interior y en el de cualquier persona. De hecho, está sucediendo ahora mismo en sus corazones.
Los niños se quedaron pensando un momento y uno de ellos le preguntó al anciano: ¿Y cuál de los dos lobos ganará?
El anciano cherokee respondió: Ganará el lobo al que más alimentes.”
Y así vivimos todos y cada uno de nuestros días. A veces estamos de buenas, otras veces estamos de malas. Un día queremos mucho a alguien, y otros días lo odiamos más que a nadie en el mundo. Pero todo depende de a qué lobo alimentemos. Y también depende la historia que nos contamos. La narrativa que nos creamos le da fuerza a nuestro amor o a nuestro odio.
Hay personas que siempre tratan de estar y ser positivos sin importar lo que suceda. No lo toman de manera personal. Y hay otras que creen que todo el mundo está en su contra. Nadie los toma en cuenta ni los considera. Y así vamos caminando por la vida.
Pero creo que estas fechas nos hacen tener otro espíritu. Otro estado de ánimo. Espíritu de la Navidad le llaman:
Dicen que el Espíritu de la Navidad es una energía o entidad que baja a la Tierra cada 21 de diciembre, entre las diez de la noche y la media noche. Y es en este momento que se recomienda a las personas realizar distintas peticiones o agradecimientos para que el espíritu les retribuya con riquezas, abundancia, paz y amor. Hay quienes dicen que tiene origen en una tradición celta, y otros afirman que el Espíritu de la Navidad es un tipo de energía angelical que trae todo tipo de riquezas a la Tierra.
Confieso que no sabía nada de esto. Sólo puedo afirmar que en estas fechas todos tenemos otro estado de ánimo. Yo siento que es una época de agradecimiento y, por eso, trato de buscar a quienes considero que debo agradecer todo lo que han hecho por mí. También experimento una sensación de hacer felices a todos los que pueda, principalmente a los más desposeídos.
También siento que éstas son fechas que nos ayudan, más que otras veces, a amar sin reservas. Amar al máximo sin pedir nada a cambio. Sólo amar como lo hizo aquel hombre que dio su vida por nosotros.
Y como dice Lucio Dalla en su canción “se io fosse un angelo” -si yo fuera un ángel- “Sé que hay millones y millones de ángeles. Y no los ves en el cielo, sino detrás de los seres humanos. Son los más pobres, los más solitarios. Aquellos prisioneros atrapados en las redes.”
Todos, hombres y mujeres somos ángeles y demonios. Y como en la historia de los lobos, gana aquel a quien más sigamos.
Te invito a que en estas fechas hagas el bien sin mirar a quien. Que ames a más no poder. Y que le pidas a Dios seguir haciéndolo cada día del año durante todos los años que te permita caminar por este camino que se llama vida.
Tal vez, entonces, podamos aspirar a un mejor futuro. Nos vemos, en pensamiento, este 21 de diciembre entre las diez de la noche y la media noche. Si no puedes, hazlo cualquier otro día sin importar que se acerque la navidad. Pero puede que, en la fecha convocada, sean más fuerte el poder.